miércoles, 25 de febrero de 2009

Historia de vampiros


El vampiro se deslizó sigiloso entre las atestadas callejuelas.Voces, gritos, música, pisadas de tacones,el claxon de los coches,el chirrido de las ruedas de las espectaculares carrozas...La multitud celebraba la noche de Carnaval entregada a la fiesta , sin reparar en su siniestro aspecto.
La piel de su rostro era marmórea, casi traslúcida, sus ojos oscuros,pequeños como dos ranuras, sus labios, de color escarlata, se estiraban en una sonrisa ávida.
Llevaba varios días sin alimentarse y empezaba a sentirse débil y cansado.
El riesgo que corría dejándose ver a aquellas horas tan tempranas de la noche era proporcional a la sed que perturbaba su alma.
Una niña, con el rostro pintado como un payaso, le dió un tironcito a su capa,para captar su atención.
-Señor, usted da verdadero miedo...-susurró con una vocecilla asustada.
De no haber sido porque hacía muchos años que se había prometido no atacar a los chiquillos, se la hubiese llevado bajo su capa en un gesto tan veloz, que ni su propia madre habría notado.
Apartó la vista de su carne blanca y tierna antes de que la sed le impidiese razonar.
Se escondió en un angosto callejón, para esperar agazapado a alguna víctima, y no tardó en vislumbrar como una mujer, que caminaba haciendo eses, se proponía a tomar esa dirección.
El corazón se le aceleró con el deseo, y tuvo que templar sus nervios, mientras aguardaba detrás de un enorme contenedor metálico.
Cuando sólo le faltaban unos pasos para llegar a él, el móbil de la mujer empezó a sonar con una estridente melodía.
Ella se detuvo e hizo equilibrios sobre sus tacones para no caer.
-Oh, por Dios, no puede ser...-protestó ,articulando con dificultad las palabras.
Rebuscó durante un buen rato en su bolso, antes de encontrar el aparato.
-¿Que coño quieres,Dani?
Se apartó de los hombros su espesa melena, y el vampiro advirtió que llevaba un escotado vestido de color azul.
-Que no, que no voy a volver a casa,deja de insistir.,estoy tan cansada que ya me da igual lo que me puedas hacer...¿que donde estoy?- giró sobre sus talones y rió a carcajadas al descubrir que se trataba de un desierto callejón lleno de basura.-Pues...no tengo ni idea...
El vampiro comenzaba a inquietarse, si no soltaba pronto el teléfono, se vería obligado a atacarla sin más dilaciones.
-Que no...que estoy harta de ti...que no voy a volver a tu apestoso piso lleno de cucarachas...me dais asco los dos...¿entiendes?...ya te lo dije la última vez...que sería la última...y no voy a darte más oportunidades ...no dejaré que me vuelvas a romper la nariz...
Acto seguido, la mujer prorrumpió en un llanto frenético, hipando y sollozando de una manera tan brutal ,amplificado por el eco del callejón,gritando a su interlocutor con tal vehemencia, que el vampiro decidió que abalanzarse sobre ella, provocaría un escándalo demasiado arriesgado.Encima no soltaba el teléfono.
Se giró intentando no hacer ruido, con un leve movimiento de su capa.
-¿Eh, usted?- chilló ella de pronto.Luego se dirigió al teléfono-Espera un momento, estoy hablando con otra persona...
El vampiro se quedó inmóvil.
-¿Me puede decir que barrio es éste?Mi ex novio pretende venir a recogerme...¿puede creerlo?El muy cabrón quiere venir a rematarme aquí mismo.
Ni se inmutó, calculó la posibilidad de salir huyendo, pero la sorpresa le había dejado paralizado.
-¿No le han enseñado educación?Estoy dirigiendome a usteeeeeeeeeeeeed....-y remató la frase con un agónico bramido de dolor.
El vampiro escuchó detrás ,el estallido de sus tacones al acercarse.
-Oiga,¿quiere decirme donde estamos para que mi novio venga hasta aquí y me mate de una vez por todas?
Cuando se volvió, se encontró con la cara más cansada que había visto en su vida.El ojo derecho era sólo una hendidura dentro de la hinchazón violácea que lo rodeaba, el pómulo de ese mismo lado presentaba un corte limpio cubierto de sangre seca y junto a la boca,trepaba una costra oscura .El hedor a alcohol le golpeó en la cara.En mil años de existencia jamás se había encontrado con tanto sufrimiento en una mirada.
-Tu tampoco tienes muy buena cara.-apuntó ella con una risa demente, aturdida.A pesar de lo borracha que estaba, se estremeció al mirar de cerca su pétreo rostro-¿Sabe o no sabe donde estoy...?Me están buscando...
Entonces, el vampiro dijo algo a lo que ,muchas horas después, todavía no daría crédito.
- Pues quizá yo le esté buscando a él...-contestó señalando al móbil con la cabeza.
La chica pronunció despacio y muy bajito una dirección, todavía hipnotizada observando al ser sobrenatural que tenía enfrente.En el móbil, una voz seguía parloteando.
El vampiro se envolvió en su gruesa capa,se despidió con un ligero movimiento de cabeza ,susurró un ``cuídese´´,y desapareció al doblar la esquina.

domingo, 15 de febrero de 2009

Pasar a limpio



Si hay una virtud de la que en verdad carezco( además de muchas otras, pero hoy no vienen al caso...), es la paciencia.
Provengo de una familia por parte de madre a la que le parece imposible hacer algo sin exhaustiva planificación previa (bueno, se salva mi abuelo ,del que he heredado la vena chapucera).
Me parece estar viendo a mi madre, espantada al ver mis libretas del colegio,llenas de manchurrones,huellas, y ejercicicios borrados y reescritos mil veces hasta el desgaste ,convirtiendo el cuaderno en un librillo de papeles de fumar.
Creo que fuí yo quien inventó el pergamino...
-Siempre hay que hacer las cuentas en sucio primero...y luego se pasan a limpio- me regañaba.
Pero yo pensaba, que pérdida de tiempo.Que rollo.
A mí todavía hoy, lo que me gusta es esa ilusión primera que te empuja a hacer algo, sin pensarlo, sin meditarlo,sin bocetos, sin esquemas...a la piscina directos...
¿Que quiero escribir algo?
Pues a ello, a ver que sale, que la inspiración tiene prisa y se escapa muy rápido.
Por eso me encanta el ordenador.
Antes llenaba el suelo de bolas de papel arrugado,ahora sólo tengo que darle a una tecla y reescribo hasta que queda como me gusta, o como menos me disgusta.
Por eso nunca seré dueña de una obra de arte,por eso me gustan los blogs, que son cortos,precoces y el mío por lo menos,necesita muy poquita paciencia.
A veces hago trampa, y edito,como ahora, que se me olvidó contar que esta es posiblemente la causa de que nunca termine una novela, ni tan siquiera llegue a la mitad...bueno, un día terminé una...cortita, coja...apresurada, llena de incoherencias, vergonzosa y digna de acabar en un pen-drive escondido en un cajón,ni siquiera merecedora de malgastar papel y tinta de impresora.
Los personajes campan a sus anchas, aparecen sin ser invitados...Asoman la cabeza por una esquina y preguntan si pueden quedarse, y pasan hasta la cocina, y a veces se enganchan con otros ,y lo echan todo a perder...o resulta que salvan al protagonista en el momento más insospechado...nunca se sabe, porque como no hay nada preconcevido, sólo una idea inconcreta que flota, y se va haciendo letra, pues todo puede suceder, o se estropea, o se convierte en historia, o se muere a medio camino.
-Primero en sucio...-protesta la voz de mi madre, en mi cabeza- ¿Es que no te he enseñado nada?
Pero me encojo de hombros...cambiar a estas alturas es misión imposible...La próxima vez te hago caso, te lo prometo...
Sí, ya sé que siempre digo lo mismo.

jueves, 12 de febrero de 2009

Querida Herminda



Querida Herminda:
Mañana muy temprano, iré en persona al puesto de mando a entregarle esta carta al capitán, y le pediré encarecidamente que te la haga llegar sin falta.
Parece que llevo una eternidad aquí,y estoy tan cansado, y a veces tan triste...
Y no puedo quejarme, pues de los cuatro amigos del pueblo que nos presentamos para ir a un cuerpo especial, me escogieron a mí, y ahora llevo las comunicaciones.
He tenido que aprender el código morse.
En vez de llevar fusil y por lo tanto,estar obligado a usarlo, mi misión es llevar este aparato a cuestas,que no sabes lo que pesa...y enviar los mensajes a nuestra central.
Pero echo de menos el pueblo...mi trabajo en la cantera...a mi abuela...y por supuesto, a ti.
Aquí paso muchísima hambre( a veces solo hay garbanzos cocidos para comer)y por las noches hace un frío que no te puedes ni imaginar, encima nos invaden los piojos,y tenemos que dejar los uniformes fuera, al raso, para ver si la helada acaba con ellos, pero estes bichos del diablo son duros, y al día siguiente, vuelta a picar...
No te lo creerás, pero en medio de toda esta locura todavía tenemos tiempo para las relaciones sociales.
Algunas noches nos gritamos entre trincheras.
Les decimos a los del otro bando :
-``¡Eh...uníos a nosotros ,que aquí tenemos tabaco!´´
En fin, que ya tengo ganas de volver a verte, fué una despedida tan rápida, mi marcha fué tan apresurada...
Ahora ya tengo los dedos helados, debería tratar de dormir un poco.Aunque me da miedo porque casi todas las noches sueño con mi casa,con el cielo estrellado sobre los horreos en verano,con las campanillas que cubren los campos en primavera,con la última sonrisa que me dedicaste en el baile del pueblo...y cuando amanece me doy cuenta de que aún estoy atrapado aquí.
Buenas noches, Herminda.
Prometo escribirte todos los días.




Esta es un historia real,la tomé prestada de mi abuelo, que combatió durante cuatro años en la Guerra Civil española,y al que arrebataron un trozo de su vida sin pedir permiso.

lunes, 9 de febrero de 2009

Premio

Hola
Hoy publico una entradita corta para agradecer a Paula R. (segundo blog de mi lista, no sé hacer enlaces,ups)el premio que ya luzco en la vitrina de la izquierda.
Gracias también a todos los que os pasais por aquí.

jueves, 5 de febrero de 2009

En el espacio


-Señor Carter,venga a ver esto.
Adrian Carter se acercó penosamente a la ventana de la nave, todavía sujetándose el estómago, y contempló la visión que le mostraba Dimitri:La tierra, como una amalgama de plastilina marrón y azul,suspendida en el oscuro espacio.
-¿Se encuentra mejor?- preguntó el astronauta ruso con cara de preocupación.
-Uf,creo que tardaré más de lo que pensaba en adaptarme a esto.
Dimitri sonrió y siguió concentrado en su tarea de tripular aquel armatoste cósmico.
Por quinta vez aquella mañana, Adrian se preguntó por qué demonios habría tenido la idea de contratar aquel viaje.Posiblemente, viendo su estado,el ruso debía estar pensando que era una excentricidad más para un millonario demasiado cretino que no sabía en que gastar el dinero.
-Maldita bazofia -comentó Adrian sentándose junto a él, y recordando el desayuno empaquetado que acababa de comerse.
Ni mil entrenamientos más en aquella asquerosa piscina le habrían preparado para las sensaciones que estaba viviendo.
-Señor, le aconsejo que visite el gimnasio.-dijo el ruso mientras se afanaba en apretar botones y tirar de manecillas.-En el espacio se suele perder masa muscular y por eso está en el planning que se dediquen unos minutos al día al ejercicio.Durante el mes que va a acompañarnos, es importante que siga nuestras indicaciones.
Tenía un acento suave, bastante correcto del inglés.
-Ya.-Adrian ahogó una amarga carcajada.-Dígame, Dimitri,¿en que momento abandonó una prometedora carrera espacial para llevar a viejos prepotentes como yo de paseo por el cosmos?
Al astronauta le cambió la cara, pero sólo duró unos segundos.
-Me pagan bien, señor, trabajo sólo cinco meses al año.
-Hum...supongo que estará pensando que coño he venido yo a hacer aquí.
-No, no suelo hacerme esas preguntas.
-Ya.
Adrian siguió observando la Tierra,dejando que las emociones fluyeran.Dejando que la esperanza mitigase el dolor.
-¿Tiene usted hijos, Dim?
-Sí,dos.Un chico y una chica.
-¿Y en que piensa cuando está aquí arriba?
El ruso empezaba a sentirse incómodo.Adrian no era un hombre diplomático y nunca medía sus palabras.No se llegaba a ser uno de los hombres más ricos de EEUU siendo piadoso.
-Pues...me concentro en la nave....-le miró de soslayo y se relajó un poco- A veces pienso en qué estarán haciendo mis chicos...en qué vestido se habrá puesto mi mujer...-pareció sonreir abandonándose a aquellas imágenes,pero pronto sacudió la cabeza y se levantó.Tal vez el protocolo era estricto en cuanto a intimar con los pasajeros.
Adrian le observaba atentamente.
-¿Sabes por qué estoy aquí,Dim?
-No.Supongo que sentía curiosidad.
-Jajaja...me mareo en los aviones...nunca se me hubiese ocurrido hacer esto a no ser que ...bueno...-su rostro se ensombreció y exhaló el aire lentamente.-Una vez leí que el tiempo pasa de forma distinta en el espacio...más lento.
-Si.Hay algunos estudios que lo afirman.En 2023,un compatriota mío llegó a presentar pruebas concluyentes.
-Lo sé.-posó su mano sobre el grueso cristal-Simplemente, quiero ganarle tiempo a la muerte, por eso estoy aquí.
Dimitri le miró con labios temblorosos.
-No, por favor, no actúes como si fuese a morirme ahora mismo...-hizo un gesto como para quitarle importancia, aunque aquella confesión pesó como una losa sobre sus cabezas durante unos minutos.
-Lo siento-dijo al fin.
Adrian se levantó con la misma torpeza de antes .
-Creo que voy a hacerte caso y machacarme un poco en ese gimnasio...-sonrió forzadamente y fué dando tumbos hacia la puerta.
-Sí, señor, será bueno para usted.
-¿Sabes Dim?...Puedo llamarte así,¿verdad?
El ruso sonrió porque ya había usado esa abreviatura varias veces para dirigirse a él antes de pedir permiso.
-Claro, dígame.
Adrian dirigió su mirada a algún punto indefinido del negro espacio.Dimitri juraría que en sus ojos empezaban a brillar las lágrimas.
-Estaba pensando por qué yo nunca me he preguntado que vestido llevaría puesto mi mujer.

domingo, 1 de febrero de 2009

Otra historia :Feliz cumpleaños


-Vale papá,tú tenías razón.
-Y no me alegro de tenerla.
El amplio despacho, situado en el trigésimosegundo piso de un rascacielos ,proporcionaba una espectacular vista de la ciudad y de toda la bahía.
Paul le pasó una caja de kleenex a su hija ,y ella se sonó ruidosamente.
-Cariño, tienes que ser fuerte.Deja que tu padre se encargue de esto, vete a casa y descansa.
-Dios mío, me das miedo cuando dices eso.
-¿Acaso te da pena ese profesorucho muerto de hambre con el que te casaste?Imagínate como va a reírse de nosotros cuando cobre su parte del divorcio y se vaya de crucero a Las Bahamas con esa amiguita suya...maldito miserable.-se levantó con tanta brusquedad que la silla giró vertiginosamente.
Emma estiró sobre la mesa las fotografías con mano temblorosa, en medio de un ataque de hipo.Todas aquellas escenas se desparramaban sobre la mesa de caoba.
-Dijo que era su prima...incluso estuvo en nuestra boda...no puedo creerlo.
-Pues créelo, mi agencia no se equivoca nunca.Ojalá se hubieran equivocado cuando descubrieron a tu madre con su profesor de yoga revolcándose en aquella cabaña de los Alpes...-escupió Paul mientras sacaba un cigarrillo de la lujosa pitillera.
-Papá, compréndeme...no podía escucharte...
-Emma, tú y yo estamos solos...siempre lo estaremos...es el precio de ser quien somos-carraspeó un poco y enarcó una ceja- Cierto es que el haberte negado a firmar la separación de bienes complica un poco las cosas...pero se solucionará.
Emma sintió un escalofrío al escuchar esa última frase.
-Vete a casa,Anthony te está esperando abajo.


Durante todo el camino en la limousine,la cabeza no dejó de darle vueltas a mil y una imágenes.
Daniel y aquella chica entrando en la joyería con aquella actitud cómplice.La desaparición de su pulsera de esmeraldas, su regalo de bodas predilecto.La cara de él cuando ella le preguntó si sabía donde estaba, sus titubeos...
Siempre había sido demasiado despilfarrador, demasiado guapo, demasiado perfecto...y demasiado pobre para ella.Sus entradas y salidas sin explicación, su extraña forma de quererla la convencían ahora de su tremenda equivocación al casarse con el chico que se le acercó mientras leía Jane Eyre en el parque y la invitó a tomar un café,forzando una cita que probablemente tenía planeada al milímetro.
Ahora se daba cuenta.
Al llegar a casa,ingirió un par de tranquilizantes y se sentó,con el corazón latiéndole a mil por hora.Poco a poco, el llanto fué sumiéndola en un duermevela del que sólo la despertó, horas más tarde, el ruido del teléfono.
-Nena, ya está todo arreglado.
La voz de su padre, ruda,impenetrable, la dejó sin aliento.
Colgó el teléfono sin decir nada.Su cara convertida en una máscara de dolor.
Enterró la cara entre las manos durante lo que le pareció una eternidad.Encendió el televisor y su ronroneo de fondo inundó el inmenso salón.


A las cuatro en punto, el timbre de la puerta la sobresaltó.
Su cara debía ser la de un zombie a juzgar por la expresión del hombre de la empresa de mensajería que aguardaba al otro lado.
-¿Sra Collins?
Ella sólo asintió y firmó con dedos flojos el recibo amarillo.
¿Un paquete?
Recordó de repente que dentro de dos días era su cumpleaños.Tal vez un regalo madrugador de su padre para limpiar su inmunda conciencia.
En cuanto acabó de abrirlo, su contenido cayó al suelo con un tintineo espeluznante.
El grito que profirió hizo temblar los cimientos de la gigantesca mansión.
La pulsera de esmeraldas rodaba por el mármol,con ruido de huesos metálicos, de muerte.
La nota que la acompañaba cayó a su lado, como un pétalo marcchito.
``Querida Emma,
Como sabes, no voy a estar presente el día de tu cumpleaños a causa del viaje de estudios del fin de semana, así que he decidido enviarte tu regalo ahora.
Me ha costado mucho tener que mentirte acerca de esta joya, que sé que adoras, pero quería hacerle una nueva inscripción.
Por muchos cumpleaños más a tu lado.
Daniel´´

En cuanto logró reaccionar y la sangre dejó de inundarle el corazón, Emma corrió hacia el teléfono, suplicante, gritando y gimiendo, tecleando con torpeza el número de su padre, rezando para que no fuese demasiado tarde.
Mientras la línea daba sus primeros tonos, una imagen del televisor acaparó toda su atención.
Una periodista joven y demasiado rubia, anunciaba micrófono en mano, que acababa de producirse un tiroteo a las puertas de un instituto.