jueves, 28 de mayo de 2009

La canción



Hola chic@s
Gracias a todos por vuestras visitas y comentarios,son muy bien recibidos.
La historia que voy a escribir está descaradamente inspirada en un libro de Stephen King que leí hace años, Misery, y que me parece de los mejores que ha escrito.Antes me encantaba King, creo que lo tengo todo,pero estos últimos años...en fin,alguien tan prolífico, no puede ser infalible siempre,¿no?
Un beso.


La canción
-Servicio de habitaciones.
Dejó la guitarra sobre el soporte, y se descolgó el cigarrillo de los labios.
-¡No he pedido nada!
-...Es un regalo del hotel, señor Júpiter.
Se levantó maldiciendo,todo el mundo sabía de sobra que odiaba que le molestasen las horas previas a un concierto.Necesitaba estar concentrado.Había que ser muy imbécil para atreverse a enviar a una camarera a su habitación.
Abrió violentamente y se encontró con una joven rubia, de grandes ojos castaños ,con un piercing atravesándole la ceja izquierda.
-¿Que coño quieres?- bramó,colérico, porque hacía muchos años que le gritaba a quien quería.
-Que me dejes entrar.-contestó la chica,serenamente.
-Oye, tu debes de estar mal de la cabeza...¿Quien te ha dejado subir?
Ella siguió sonriendo con la misma dulzura.Entonces, John Júpiter, el artista que mayor cantidad de números uno había conseguido colgar de las listas de éxitos en la última década, reparó ,anonadado en que la chica sostenía una pistola a la altura de las caderas y apuntaba directamente hacia su pierna.
-Entra, déjame pasar,cierra con llave y no se te ocurra abrir la boca para llamar a nadie si no quieres que te vuele la pierna.
John dió un paso atrás, estupefacto.Quiso decir algo, pero el terror se lo impidió, formándole un nudo en las cuerdas vocales; así que fué ella la que le empujó suavemente hacia el interior, comprobó que el pasillo estaba vacío, y giró la llave con suavidad, sin dejar de apuntarle.
-Pero, qué...-consiguió decir John, trastabillando hasta caer de bruces sobre la cama.
-Sí, vas a preguntarme a qué he venido...seré breve- la joven atisbó tras las pesadas cortinas, descolgó el teléfono, y se sentó en la silla donde había estado ensayando él unos minutos antes.-Quiero que compongas una canción para mí y me la dediques en el concierto de esta noche.Así que coge esa guitarra y escribe algo que me guste.
En cuanto terminó de hablar, se reclinó cómodamente, y apoyó el arma sobre sus rodillas.
-Pero...¿Cómo has entrado aquí?...Esto no va a salirte bien, te lo advierto.
La joven rió y se retorció el piercing.
-Por favor, no pierdas el tiempo, vas a necesitarlo.
-Si quieres dinero, si...-John se abalanzó sobre el fajo de dólares que había sobre la mesilla, pero ella se levantó bruscamente, y con una rapidez inaudita, se colocó frente a él, y retiró el seguro del arma.
-¡Coge la puta guitarra!
-Per...
-¡Que parte no entiendes!...Nadie va ayudarte...Acabo de ver salir a tu mánager y sé que no recibes ninguna visita tres horas antes de un directo...-abría tanto los ojos que parecían querer salírsele de las órbitas.Algo en ella, la línea de su boca, la curva de sus cejas, le resultó extrañamente familiar.
-¿Crees que esto funciona así?¿Que se puede obligar a alguien a componer una canción poniéndole una pistola frente a la cara?...
-Sí.Eso creo.-contestó con voz ronca.
Fué a por la Gibson y la tiró sobre la colcha.John encogió las piernas.El pánico estaba empezando a apoderarse de él, a robarle el aire de los pulmones,...había dejado el alcohol hacía exactamente seis meses y tres días, y hubiera dado toda su fortuna por un trago en ese momento.
-No te acuerdad de mi,¿verdad?- soltó ella, con tono burlón, pero triste.
-¿Acord...?No...-trató de hacer memoria, pero uno ve demasiadas caras durante su vida, y más si es una estrella del rock.
-Acababas de salir de dar un concierto en New York, en un garito que ya no existe...fué hace doce años...-suspiró y los ojos le brillaron ,habitaba en ellos una locura rayana en la desesperación.-Tú no eras todavía John Júpiter, sólo un chico que intentaba ser cantante...yo me acerqué a pedirte un autógrafo...y tuvimos algo parecido a un polvo entre unos cubos de basura....te di mi número...pero no me llamaste...
John hizo un esfuerzo por recordar, pero le fué imposible.
-Ah....sí...verás....
-No te acuerdas.-susurró ella, y luego alzó la voz.-No importa....Piensa, piensa en tu ex mujer, por ejemplo, escríbele algo ....no sé, piensa en el día en el que os conocisteis...Me da igual...
-No quiero escribir nada para esa zorra.-escupió Johnde inmediato.
-Pues, entonces....piensa ....piensa en tu primera novia....tu novia del instituto....¿como se llamaba?¿Sara?-iba dando vueltas por la suite,ensimismada,y la pistola se balanceaba entre sus manos como si fuese de juguete.-Pues inspírate en eso...
John cogió la guitarra y con manos temblorosas rasgó un Si menor.Calibraba la posibilidad de golpearla con ella,pero dudaba que saliese bien....parecía ágil, y lo que es peor, completamente loca.Le descerrejaría un tiro antes de que consiguiera levantarse.
Hizo trampa.Tocó algunos acordes de una vieja canción, cara b de uno de sus primeros singles.Le costó recordar la letra, los dedos se le agarrotaron.
Cuando terminó las dos primeras frases, la miró tímidamente.
-Esto podría servir,¿no?...
-Ah, claro....Pero debes de tomarme por una idiota.
No lo vió venir, fué sólo una sombra acechante al principio, y luego, todas las estrellas del universo parecieron concentrarse en su sien derecha.El golpe le dejó sin aliento,se llevó una mano a la cabeza y la sangre empezó a brotar entre sus dedos.Aquel agujero negro y metálico seguía suspendido frente a sus ojos.
-¡Doce años!-chilló.-¡Doce años siguiendote y crees que no reconozco una de tus canciones...Podría cantártela de principio a fin ,al revés si es necesario...No me tomas en serio, ese es el problema, John.No te tomas nada en serio.Pero por una vez en tu vida, vas a hacer algo para hacer feliz a alguien...¡Por una sola puta vez!
Le temblaban los labios.Eran del color de la sangre.Arrancó un trozo de sábana y se la tendió para que se la apretase contra la herida.Luego, volvió a colocarle la guitarra entre las manos, esta vez con dulzura, le acarició el rostro, y él vió todo el dolor del mundo reflejado en aquellas pupilas castañas.
-Hazlo.
Y él compuso una canción.Tal vez no era la mejor que había escrito en su vida,pero tal vez tampoco la peor.Era triste, desesperada....y hablaba de una chica que se había enamorado del tipo inadecuado,una chica maravillosa....(tuvo que añadir algunos adjetivos agradables para contentarla) a la que terminaban pidiendo perdón.
Cuando terminó y la última nota vibró en el aire, ella empezó a aplaudir compulsivamente, entusiasmada,y tuvo que secarse una lágrima del rabillo del ojo.Parecía una niña la mañana de Reyes con el juguete que tanto había ansiado.
-Es...genial, genial...
John se encogió de hombros ,observó el trozo de sábana empapado.
-Será mejor que te vea un médico.-dijo ella, de pronto, como si acabara de darse cuenta de que él estaba sangrando y ella no tuviese nada que ver.-Llámale en cuanto me vaya...ah, y no olvides lo de esta noche.-de pronto, su mirada se endureció.-Si no cantas esto, me enfadaré mucho...y puedes estar seguro de que te encontraré y te mataré.No me subestimes.-y cuando estaba a punto de cerrar la puerta , se asomó súbitamente y volvió a esbozar una sonrisa inocente.-Ah, gracias por la canción...es ....lo más bonito que me ha pasado en la vida....Oh, casi se me olvida.-rió como una niña de cuatro años avergonzada.-Me llamo Lisie...
-¿Que te ha pasado?
El mánager de John Júpiter durante los últimos cinco años, hablaba por teléfono a gritos, para hacese oír sobre el rugido de la muchedumbre congregada en el Wembley Arena aquella noche.Señaló la venda que rodeaba la cabeza del músico y éste se encogió de hombros.
-Nada.Me caí en la bañera...-contestó él, terminando de abrocharse su cazadora de cuero antes de subir al escenario.
Imaginó sobrecogido, que aquella chica estaría sentada entre la multitud, expectante,agazapada entre sus miles de seguidores.
Se acercó al micrófono.El foco principal le cegó y habló lentamente, arrastrando las palabras.Todavía le temblaban las manos y se secó el sudor de las palmas en los pantalones.
-Eh...gra...gracias por estar aquí...
La marabunta bramó y aplaudió completamente entregada a su ídolo.
-Eh..quería comenzar la actuación de esta noche....con una dedicatoria...
Su bajista se viró hacia él, sorprendido, y John levantó una mano.
-Con una canción para una....un chica muy especial ....que...-carraspeó y tomó aire.-Lisie, esto es para ti....
Empezó a rasguear los acordes, que flotaron como pompas de jabón sobre el silencio apocalíptico que se hizo en ese momento, dentro del estadio.
Cantó tembloroso, vulnerable,aterrorizado, y eso debió conferirle un timbre especial a la canción, porque cuando terminó, se desató un estallido ensordecedor de aplausos,y casi pudo sentir, como un corazón, enloquecido y emocionado, perdido en algún lugar de aquellas tribunas,latía por encima del estruendo.







miércoles, 20 de mayo de 2009

Detrás del cristal

Hola de nuevo.
Tenía esta historia en mente, a pesar de haber dicho que dejaba el blog unos días, así que hoy que tengo tiempo voy a escribirla.(Soy como Jesulín con los toros, que dice que se retira y vuelve)
Un beso y a ver si os gusta.
Detrás del cristal







No es que fuera un cotilla, eso lo había tenido claro desde el principio.Y tampoco tenía nada que ver el hecho de haberse jubilado hacía un año y aburrirse cada mes un poco más.Pero cuando uno es un decente miembro de la comunidad, hay ciertas cosas de las que debe ocuparse.
Todo había empezado dos semanas antes de aquella tarde de junio bastante calurosa por cierto, en la que daba de comer alpiste a su canario .
Estaba en la galería, que tenía los cristales llenos de polvo, y es que desde la muerte de Julia, que tenía la casa como una patena, las cosas parecían ensuciarse a mayor velocidad.
Aún así, la escena estaba clara.
Su nuevo vecino, un impresentable joven de melena rizada hasta la cintura e infames pantalones de licra, estaba fumando algo que enrollaba primero en un papel.
Y no señor, él no era ningún tonto, y sabía de sobra que aquello era una sustancia ilegal.
Marcó con decisión el número de la policía y aguardó impacientemente la voz de la teleoperadora.
-Policía.Dígame.
-Señorita, quiero denunciar un hecho gravísimo que se está cometiendo frente a mi ventana.
-Está bien.¿Cuál es su nombre y su domicilio?
-Me llamo Pedro Martínez y vivo en...
-Ah, vaya, señor Martínez...Debe ser la quinta vez que hablamos esta semana- dijo la voz femenina con cierta socarronería.-¿De que se trata esta vez?
-¡Se trata de un asunto de drogas! Y estoy ejerciendo mi deber de ciudadano al denunciar un acto delictivo del que soy testigo.
-Ah, por supuesto...¿Y puede concretar lo que está sucediendo?
Pedro se cambió el auricular de la mano derecha a la izquierda y se estiró un poco para alcanzar los prismáticos.
-Pues...verá....-explicó mientras la imagen del melenudo crecía tras las lentes y descubría como éste le dedicaba un gesto obsceno con la mano.-Un individuo está fumando droga en el balcón y ....
-Ya.¿Se trata del mismo individuo que el lunes teníala música demasiado alta, que el martes sacó del edificio un saco enorme que parecía contener un cadáver y que es el mismo que ayer recibió una visita sospechosa y bajó las persianas misteriosamente?
Pedro dejó los prismáticos sobre la mesita de la galería.
-Exacto.Sé que dicho así...-empezó a pensar que le tomaba por un chalado con mucho tiempo libre.
-Está bien, señor Martínez, tomo nota de su denuncia.Enviaremos una patrulla.
Y colgó sin mediar palabra.
Pedro esperó a que llegase el coche de policía mientras terminaba de dar de comer a su pájaro.Fué al servicio corriendo y volvió a asomarse.Nada, ni rastro de las luces azules.Voló hasta la cocina, abrió un armario grasiento y regresó con una caja de galletas a su atalaya.Esperó hasta que se hizo de noche.Esperó hasta que le venció el sueño.
Estuvo a punto de volver a marcar el número de la comisaría, pero no era ningún idiota y sabía que no iban a enviar ninguna patrulla.Así que decidió ir al cuarto de estar, arrastrar costosamente el sofá cama hasta la galería, apartar algunas macetas con plantas moribundas y arrellanarse con la intención de pasar allí la noche.Si la policía no tenía intención alguna de investigar, alguien tendría que hacer su trabajo.
Aquel chico se había instalado en el piso de la señora Kraus hacía dos semanas, después de que ésta desapareciese sin siquiera despedirse después de treinta años siendo vecinos.Había sacado todos sus muebles y varias bolsas de plástico a la basura ayudado por otros jóvenes igual de sospechosos .Después había arrancado las cortinas de terciopelo de la anterior inquilina.La cosa no pintaba bien.Estaba seguro de que esa gente había asesinado a la anciana y ocupado su piso, por mucho que aquella repelente teleoperadora le hubiese contado ,primero pacientemente, y luego con tono de profesora de primaria, que la señora Kraus se había mudado a una residencia y que nadie...y dijo nadie con mucho rintintín, había denunciado su desaparición.Ya.Aquel enorme saco marrón tenía forma de cuerpo humano, lo vió con sus propios ojos.Incluso había creído ver una mano asomando.

Todavía agarraba el teléfono cuando,en el piso de enfrente, la silueta del melenudo se iluminó cuando éste entró en la cocina y abrió la nevera.Después, cerveza en mano, se acercó a la ventana y bajó la persiana de un tirón.
Al día siguiente, el tipo tuvo visita, y bien temprano.Pedro se despertó a las siete y vió a dos hombres subiendo una especie de baúl en el portal acompañados de una joven,mientras mojaba unas magdalenas en su café con leche, sentado en su sofá cama.Cómo no, enseguida aparecieron en el piso y cruzaron unas palabras con el melenudo.Parecían enfadados, y se marcharon dejando el baúl y a la chica.
Realmente extraño.Entonces,el individuo de los extravagantes pantalones lo abrió y extrajo algo gigantesco....Pedro se abalanzó sobre sus anteojos y comprobó que se trataba de una sierra mecánica.Después el melenudo levantó la vista, descubrió a Pedro y corrió enfurecido a bajar las persianas.
A éste se le congeló la sangre en las venas y su maltrecho corazón empezó a dar tumbos.Tuvo que levantarse corriendo a por una de sus pastillas para metérsela bajo la lengua.Al minuto siguiente, sus dedos temblorosos intentaron teclear.
-Policí...
-¡Están matando a alguien!¡Aquí frente a mis propios ojos!
-Perdone...¿podría decirm...?
-¡Se lo dije, les avisé, les advertí de que se trataba de un asesino...!
-¿Señor Martínez?
-Por el amor de Dios...Ah...mi coraz...


El dolor atenazó su pecho impidiéndole respirar.Intentó agarrarse a la jaula del canario para incorporarse pero ésta se descolgó y cayó a sus pies, con gran estrépito y revuelo de plumas amarillas y blancas .Las plumas flotando y cayendo sobre su cuerpo fué lo último que vió.Luego, llegó la oscuridad y la realidad fué escurriéndose como agua por un sumidero.

Cuando despertó,la luz del sol le cegó hasta hacerle arder los ojos.Una figura torva, de andar pesado, se precipitó hacia el fondo de lo que parecía una habitación, y la claridad se volvió penumbra.
-Vaya, cuanto me alegra que se haya despertado.-dijo una voz dulce y pausada que no pudo reconocer.Tal vez era la de Julia...Su Julia...tal vez estaba en el cielo...
Pero aquel cielo olía a desinfectante y un insoportable zumbido le martilleaba los oídos.
-Don Pedro...¿se...se encuentra bien?¿Quiere que llame al médico...?
Consiguió despegar los ojos.Sentía la boca seca como papel de lija.Poco a poco, aquellas lineas turbias fueron tomando forma de rostro, de cabello blanco, de ojos grisáceos...
-¿Se...señora Kraus?
La señora Kraus sonrió y volvió a sentarse.Parecía consternada, y tenía las manos dispuestas sobre el regazo, sosteniendo un bolso diminuto.
-Lamento tanto lo ocurrido.-dijo con voz temblorosa-Si hubiera sabido que usted iba a pensar que me habían asesinado...-se santiguó precipitadamente.-Mi nieto está desolado.
-¿Su nieto?-las palabras brotaban rasposas y con dificultad.
-Sí, mi nieto el escultor...cuando decidí irme a la residencia, le propuse que se quedara con el piso,sé que es un poco excéntrico, pero...no se me habría pasado jamás por la imaginación que usted pensara que...-volvió a santiguarse en medio de un suspiro.-¿Quiere que avise a la enfermera?No tiene muy buena cara.
-Su nieto...-el hombre fué hundiéndose lentamente en aquellas sábanas verdes que olían a lejía.
-La policía me llamó a la residencia, casi me da un infarto a mi también-la risa nerviosa hizo temblar su labio inferior.-Como tuvieron que derribar la puerta ,y no tenía ningún pariente próximo al que llamar, me ofrecí a ocuparme de su casa mientras la arreglaban...Y perdone que se lo diga...-se enrojeció subitamente-Aquello era insoportable....¿Cuanto tiempo lleva sin bajar la basura...?

miércoles, 13 de mayo de 2009

Miércoles 13

Hola chic@s.
Voy a dejar el blog unos días en `` stand by´´, porque quiero terminar algo que tengo entre manos.
Un besote

viernes, 1 de mayo de 2009

Diario de una casa encantada( Parte 3)



4 de abril


Ha pasado algo terrible.Ayer ,como mamá tardaba, subí a buscarla a su habitación,y la encontré sentada en medio de un charco de sangre.Bajé corriendo para avisar a papá, y éste, que mantenía una misteriosa y acalorada conversación con la mujer del pelo gris, que se llama Angela, y aunque no tardó ni un segundo en coger el coche e ir al pueblo a buscar al médico, cuando éste llegó, ya era demasiado tarde...mamá había perdido al bebé que esperaba.
Desde ayer, permanece sola en su habitación, sin querer ver a nadie.
Estoy escribiendo en la mesa del salón, y me ha parecido que los ojos pintados de mi abuela eran aún más azules que otras veces.No me gusta su media sonrisa.La forma en la que todavía parece dominar esta casa.


5 de abril

Esta madrugada ha vuelto a despertarme el llanto.Ya no consigue asustarme, tan sólo me inquieta.Y he vuelto al mismo lugar donde hace unos días encontré al bebé...¿y sabeis quien estaba allí...?
Bajo una toquilla gruesa y vieja, Angela, permanecía inmóvil en mitad del terreno, con la cabeza inclinada.
He querido dar media vuelta sin hacer ruido, pues esta mujer me pone la piel de gallina, pero ella ha dicho, sin siquiera volverse.
``Tú también lo escuchas,¿verdad?´´
Y no sé por qué no he podido emitir ningún sonido.
Angela se agachó, acarició la tierra y entró de nuevo en la casa, sin siquiera mirarme.Los lloros infantiles cesaron de inmediato.
No sé que está pasando, ni quien es ese niño, pero supongo, aunque sólo tengo doce años...que no se trata de un ser de carne y hueso.
Quería hacer algunas preguntas, y tuve que buscar el momento apropiado.
Esta tarde ,Angela estaba en la cocina, pelando hortalizas para la cena, y armándome de valor, y con una excusa tonta, pues papá no quiere que me relacione con ella, me he sentado a su lado,y la he observado fijamente.
¿Que quieres? preguntó con brusquedad.
Quiero saber a quien pertenece ese llanto.
No es asunto tuyo.
¿Entonces por qué yo también lo oigo?
Sus ojos rodeados de arrugas me han mirado, y sin dejar de pelar, después de dar un largo suspiro, me ha contestado.
Ese al que oyes es mi nieto.
¿Y por qué llora?¿Donde se esconde?¿Como ha podido llegar solo al jardín...?
Pero ella levantó una mano, deteniendo la conversación.
Eres una niña.No puedo explicártelo.Algún día lo entenderás.


10 de abril

No puedo creerlo, papá ha accedido a volver a Barcelona.Mamá todavía está muy débil y éste no es lugar para ella.Así que estoy haciendo mis maletas, contenta como nunca lo he estado, feliz de dejar este sitio, que me da escalofríos.
Papá ha cerrado la puerta de un golpe, se ha presignado, cosa que jamás hace, después ha cargado todos los bultos en el coche, y no ha vuelto a mirar atrás.
Yo sí, lo he hecho.Me he quedado apoyada en el repaldo del asiento trasero,y he visto como los árboles agitaban sus ramas, cómo las nubes se deshilachaban sobre la masía, y como una figura, pequeña y blanquecina, se asomaba tras los muros.






1 de mayo de 2oo9


Me llamo Ana Ruíz, y encontré este diario, escrito cuando era una niña, el día que volví a aquella vieja casa a cumplir la última voluntad de mi padre.
Apenas recuerdo nada de aquellos días, y me parece increíble haber olvidado completamente las escenas vividas, que hoy, tras leer las líneas de mi caligrafía infantil, empiezan a redibujarse como pedazos de un sueño.
He colocado una cruz de madera, en el punto exacto del jardín que mi padre describió en su lecho de muerte.
Y he notado un aliento, un golpe de aire templado, que ha removido mi cabello blanco.
Y fué entonces, y solo entonces, cuando mi conciencia empezó a poner orden en aquella amalgama de misterio...Como si las piezas flotantes de un puzzle maldito, encontrasen su lugar con delicadeza.
En esta ocasión,no miré atrás mientras me alejaba de aquella casa, pues una vez mi madre me dijo que no era bueno molestar a los muertos.
Y ahora decidme, lectores de esta historia, sin temor a ser juzgados, y bajo la promesa de que cuanto os he relatado es cierto...
Decidme, a pesar de vuestras dudas y de vuestros temores...
¿Creeis en los fantasmas?