jueves, 29 de octubre de 2009

Dudas existenciales

Hola a tod@s
Mi entrada de hoy tiene dos razones y ninguna es un cuento, en primer lugar, quería felicitar a Susana por su cumple, que acabo de enterarme leyendo su blog, y no sé como lo llevarás tú, pero yo, desde siempre , paso ese día con una sensación extraña de nostalgia...Que no tristeza,¿eh?...Será que como el mío cae en diciembre...
En segundo lugar, quería pediros opinión, (aunque la fecha aún cae lejos y yo soy muy cambiante), sobre nombres de niño, que es lo que apuntan las ecografías. Aunque es muy pronto para saberlo,¿o no?
Bueno, el caso es que nombres de niña me gustan muchos, pero de niño...No quería nada extravagante, aunque como el papá es portugués, había pensado tirar un poco por ahí, no sé...Chicas, a ver si me echais una manita...
Un besito a todas y gracias de antemano por ayudarme

martes, 20 de octubre de 2009

La elección

-Pasa, por favor...Y toma asiento un minuto mientras termino de arreglar estes papeles.
Era una mujer bastante guapa, que llevaba un impoluto vestido de color crudo y sandalias de tacón que repiqueteaban sobre el pulido suelo de mármol blanco.La oficina en sí era bastante amplia, y en ese momento, estaba muy concurrida.Hombres y mujeres con inmaculados trajes de colores claros y sonrisas cinceladas, iban y venían seguidos de otros y otras vestidos de calle y cara de evidente confusión.
-Esta bien- dijo la recepcionista, enseñando su perfecta dentadura con una sonrisa.-Puerta tres, a la izquierda del pasillo.
Ernesto se levantó de la butaca de cuero, se despidió de las dos mujeres que esperaban turno a su lado, y en encaminó hacia el sitio indicado.
Por el camino, creyó reconocer una cara, pero el chico pasó demasiado deprisa, y todo quedó en una sensación extraña.
Dió dos golpecitos en la puerta y la abrió cuando una voz le invitó a pasar desde el interior.
Al otro lado de una delicada mesa de trabajo, que parecía ser de roble, había un hombre joven, rubio, de nítidos ojos azules y espectacular belleza.
-Veamos, es usted...Ernesto Quiroga Sáez...- el chico ojeaba un voluminoso dosier.
Ernesto asintió, con nerviosismo.
-Ajá.Ha llegado aquí a las veinticuatro y un minuto....De esta misma noche,y por lo que veo, su traslado ha sido muy rápido...Apenas ha tenido que permanecer en la sala de espera...y eso, sólo puede significar una cosa...-frunció el ceño, con preocupación, y anotó algo en la única página del informe.
-¿Y bien?No comprendo...Verá, apenas sé nada de este procedimiento...Todo es...nuevo...
-Ya.Permítame que le diga algo al respecto...-se acercó sobre la mesa y le clavó su glacial mirada azul-Nadie sabe nada del procedimiento antes de llegar aquí...Mi trabajo consiste en preguntarle si recuerda por qué esta con nosotros.
Ernesto empezó a tartamudear.Hacía horas que vivía en un limbo de confusión, donde los sueños y las memorias se mezclaban sin orden ni concierto, como una película rocambolesca.
-No-contestó, muy bajito.
-Ajá.-el joven señaló algunas líneas del informe mientras leía- Ingresó usted cadáver esta noche, después de que un viandante que vió cómo caía su automóvil desde el Puente Viejo de la ciudad , diese la voz de alarma y consiguieran rescatar su cuerpo del río.
Frío.Sí, recordaba el golpe y el frío.Se estremeció.
-Las reglas están muy claras en casos como el suyo.-comentó meneando la cabeza, como si se dirigiese a un niño pequeño.
-¿Las reglas?
El chico señaló al suelo,meneó la cabeza con desaprobación y Ernesto comprendió al instante lo que quería decir.
-Por lo que veo en su historia, no hay nada que le convierta en un ciudadano decente.Estafas, robos,una esposa atormentada,unos hijos para los que jamás tenía tiempo,¡ una amante, incluso!- le guiñó el ojo con descaro.-Conducía usted borracho el día del accidente, poniendo en peligro la vida de los demás ...Pero aún así necesito saber por qué llevaba usted esa clase de existencia.
-Y eso...¿cambiaría en algo mi futuro destino?...Es decir... ¿Podría quedarme aquí...?
-Hum...No lo veo posible...
Ernesto rompió a llorar como nunca antes lo había hecho, entre lágrimas, con voz entrecortada, alcanzó a hilar algunas frases, completamente desbordado por el pánico de saberse pasto de las llamas.
-Oh, por Dios, se lo suplico...He sido un ser humano terrible...Lo sé, me arrepiento...¿No hay cabida aquí para el perdón y la redención?...-se sorbió la nariz ruidosamente y se lanzó al suelo, donde, de rodillas, imploró mirando al techo-Por favor,por favor...Déjenme enmendar mis errores...Sé que puedo convertirme en un alma bondadosa...Sé que puedo reparar todo el daño causado...
Después, se dejó caer sobre los pies del chico, hipando.
Pasaron varios minutos en completo silencio, hasta que el teléfono de la mesa empezó a sonar con una armoniosa melodía clásica.Ernesto supo que no tenía ni la más mínima oportunidad.
-¿Sí?-contestó el joven, un poco incómodo con la situación.Aunque no debía ser la primera vez que alguien se comportaba de ese modo.-Ajá.Está bien, Señor, lo que usted diga...Se lo haré saber enseguida.
Ernesto levantó la vista con ojos enrojecidos.
-Señor Quiroga, ha tenido usted una suerte inédita.-le sonrió con una dulzura casi sobrenatural, y uno de sus perfectos dientes, lanzó un destello.-Parece ser que su arrepentimiento va a ser tenido en cuenta....-Batió las palmas dos veces, y apareció enseguida una joven morena de aspecto angelical en el marco de la puerta- Lucy, acompaña a nuestro nuevo invitado a su habitación.
-Gracias...Oh, Dios mío...Gracias...-casi chilló Ernesto, todavía hipando.
Siguió a la escultural morena a través de un luminoso pasillo con centenares de puertas y una vez situados frente a una de ellas, la chica sacó un manojo de llaves y le dió paso a una estancia de pequeñas dimensiones, que tenía por único mobiliario un camastro, donde reposaba un pijama blanco y una mesita con libros.Por toda ventana ,había una claraboya diminuta en el techo.
-Bienvenido.-dijo la chica, juntando las manos sobre el regazo y mirándole con la cabeza ladeada- Mi nombre es Lucy y voy a ser su tutora.El desayuno se sirva a las seis y la jornada de trabajo dura diez horas...Mañana le explicaré su cometido...Puede que tenga suerte y el privilegio de acompañar a alguna alma descarriada durante su vida,tomando apuntes y valoraciones...Ya le enseñaremos como elaboramos aquí nuestros informes...Cenamos a las ocho y tenemos una lectura obligatoria hasta el toque de queda..La encontrará apasionante...Pero no quiero entretenerle más...Espero que disfrute de su estancia...
Ernesto notó que empezaban a temblarle los labios.Se acercó a la cama y sostuvo entre las manos aquel horrible pijama blanco.
¿Acompañar almas?¿Tomar apuntes?...¿Lecturas obligadas, toque de queda?¿Desayuno a las seis?
Salió rápidamente al pasillo y llamó a la joven, que se alejaba con paso grácil por el resplandeciente pasillo.
-Oiga...Esto Lucy...
Ella se volvió y le miró con docilidad.
-¿Necesita algo, señor Quiroga?
-Sí...Me preguntaba si podría...Hablar con algún superior suyo...Me parece que ha habido un error...
-¿Un error?
-Sí...Ya sabe...-señaló el suelo y se encogió de hombros- Todavía puedo cambiar de idea...¿Verdad?






miércoles, 14 de octubre de 2009

La bañera


Estaba segura de que lo había oído otra vez.Intentó no moverse bajo las sábanas y contuvo la respiración hasta que le escocieron los pulmones.
Tal vez era sólo el viento,ya que esa noche ululaba con fuerza y movía con furia los árboles del bosque, pero más bien sonaba como...un chapoteo.
La culpa de todo la tenía Pedro.Era él quien se había empeñado en comprar aquella casa tan alejada del pueblo, demasiado grande para los tres, y más aún cuando tenía que salir de viaje de negocios durante un par de semanas y ella y Eric se quedaban solos.
Ana se dió la vuelta sigilosamente y casi se le sale el corazón del pecho al ver que estaba encendida la luz del cuarto de baño.No recordaba que estuviese así cuando se acostó.
-¿Eric?- llamó,con voz insegura-Te has dejado otra vez la luz del baño encendida.
-Perdona, mamá...Creo que sí...-respondió su hijo desde la habitación contigua.-Ahora me levanto.
-Déjalo, ya voy yo...-respondió Ana, incorporándose, repentinamente aliviada.No podía evitarlo, no le gustaban los ruidos del bosque, el horripilante graznido de las lechuzas, el crujido de las ramas ni el golpeteo de la lluvia en los cristales.Todo sonaba diferente a la ciudad.
Se calzó las pantuflas y se dirigió al cuarto de baño.
Algo no le gustó en cuanto puso el pie dentro del cuarto de baldosas color pastel.El espejo del armario del lavabo estaba medio empañado y había un pequeño charco de agua frente a la bañera.Aquella bañera, grande, antigua, de hermosas patitas metálicas y grifos de bronce, era lo único que le había gustado de aquella casa y lo único también que no había querido cambiar.
El resto de los muebles, habían sido donados a un mercadillo benéfico.
-Eric...No has secado el suelo después de bañarte.Esto es muy peligroso, imagínate que cualquiera de los dos resbalemos.
La respuesta no se hizo esperar y trajo consigo una aterradora sensación.
-Lo siento, mamá...Hoy tenía mucho frío y no me duché...¿Estás enfadada?
-No...-contestó temblorosa.De repente, su grueso camisón de franela resultó insuficiente para el frío que empezaba a sentir.
¿Quien había usado la bañera entonces?
Fué abajo a por un cubo y una fregona, encendiendo todas las luces a su paso y tratando de calmarse.Ella tampoco había usado el cuarto de baño del piso superior desde aquella mañana.
Limpió frenéticamente el charco de agua ,apagó la luz y giró con firmeza el pesado pomo.
Consultó el reloj y llamó a Pedro, esperando que todavía no se hubiese acostado.
-¿Sí?
-Gracias a Dios.
-¿Ocurre algo?-preguntó una voz somñolienta al otro lado.
-Sí, aunque tal vez no te lo creas.
-¿Otra fantasía?...¿No son ya las doce y media?
-¿Podrías tomarte esto un poco en serio, por favor?-casi gritó,indignada.
-Está bien.¿Que pasa?
-Es...el cuarto de baño...-susurró con nerviosismo-Ni Eric ni yo lo hemos usado esta noche y el espejo del lavabo estaba empañado y ...había un charco...
-¿Estás segura de que Eric no ha sido?
-No, eso dice.
-Vuélveselo a preguntar, es un niño, quizá tenía miedo de que le riñeras por no recogerlo....¿Sabes que mañana a las siete tengo que firmar la fusión?
Ana colgó sin despedirse.Fué al cuarto de Eric, cogió al pequeño en brazos y lo trajo hasta su cama.Le apretó con fuerza y cubrió sus cuerpos con las mantas.
-Tú no has sido, ¿verdad?-preguntó muy bajito,besando el cabello de Eric .
-No, mamá.-contestó el niño, casi en medio de un sueño.
-Esta bien, duerme.
-No te asustes.No tienes por qué tener miedo...Dice que no nos hará daño.
La sangre se congeló en sus venas como un glacial descendiendo por un valle.
-¿Que...?...¿Quien...?-empezó a decir Ana, tratando de no tartamudear.
-Es que le gustaba mucho su bañera.
En ese momento, Ana levantó la vista sobre las sábanas y contempló, horrorizada, como la pálida luz del cuarto de baño se filtraba por la rendija de la puerta.
No sé a vosotros, pero será que es un poco tarde y estoy solita,pero me he dado miedo a mí misma...

martes, 13 de octubre de 2009

La musa

La musa fué a visitarle sin avisar.Llevaba días sin aparecer, tal vez demasiado ocupada coqueteando con nuevos poetas y músicos o tal vez demasiado cansada de pasarse las horas dentro de aquella pequeña habitación, donde el olor de los óleos y al aguarrás era tan penetrante que siempre amenazaba con marearte.
El pintor abrió los ojos y sonrió al verla.El cabello largo, rubio,brillaba bajo la luz del sol que se colaba a través de la polvorienta claraboya , igual que aquella impecable palidez en su piel...
Sin embargo, estaba cambiada.Vestía unos vaqueros raídos y una cazadora de cuero negro, y su actitud ya no era paciente y serena, sino más bien arisca.
El llevaba varias semanas sin pintar nada, y dormitaba largas horas sobre una mesa de madera, embadurnada de pintura.Le sonrió, pero ella no le devolvió la sonrisa.
-¿Donde has estado?-musitó el pintor, con voz rasposa.
-Por ahí, viajando...No puedo pasarme la vida pendiente de ti.-contestó con brusquedad, y se puso a recoger lienzos inacabados del suelo, botes de cristal con pinceles sucios, paletas, brochas, trapos tiesos...Incluso abrió las ventanas, molesta del aire enrarecido, y dejó que la brisa fresca entrase en la estancia e hiciese aletear el flequillo del pintor.
-Mírate- dijo ella después,con desprecio.-¿Cuanto tiempo llevas así?
El se encogió de hombros y volvió a apoyar la barbilla en la palma de la mano.
-Es culpa tuya, me has abandonado...-susurró.
-No me culpes de tu propio fracaso...Los dos sabíamos que tarde o temprano, tendrías que apañártelas solo.
-Pero no creí que cuando salieras por esa puerta, te llevarías toda mi inspiración...Ahora debo tanto dinero que no sé donde voy a dormir el mes que viene.
La musa meneó la cabeza y se acercó al pintor despacio.Se sentó junto a él, en un taburete bajo y lanzó un largo suspiro.
-¿Sabes una cosa? -soltó, sin mirarle- No soy una musa...Me inventé todo ese rollo para tener un sitio en el que quedarme durante un tiempo...De verdad...Lo siento, mucho.Te engañé.
El pintor levantó la vista, enarcando las cejas .
-No puede ser...Mientras estabas aquí salieron a la luz mis mejores obras de arte...tú misma has sido testigo del éxito de mis exposiciones...¿Recuerdas lo que llegaron a pagarme por el cuadro que pinté la tarde que te conocí?...Y además, creo que he sido bastante generoso contigo, agradeciendo tu ayuda con dinero y regalos...
Ella le miró, primero con pena, y luego soltó una ruidosa carcajada.
-Sí.Teniendo en cuenta que yo no he hecho nada, sí.
Acto seguido, se levantó, recogió su bolso de lona y caminó hacia la puerta .Estaba ya casi a punto de abrirla cuando se detuvo y se giró hacia él.
-Las musas no existen.Sólo soy alguien que consiguió que lo creyeras.
Sacó del bolso un talonario, lo cubrió y dejó uno de los cheques sobre la abarrotada mesa del recibidor.
-Por las molestias- dijo antes de salir.
El pintor se quedó inmóvil durante unos minutos.Se rascó la cabeza, derramó algunas lágrimas,barrió con su puño todos los bocetos inacabados que había sobre la mesa, dió una patada a un cubo de pintura púrpura, que se extendió como un charco de sangre sobre la alfombra, y finalmente, arrancó su chaqueta del perchero y se dispuso a salir.
Tal vez hubiera perdido a su musa...Pero seguro que había alguna más esperándole por ahí fuera. Tenía que encontrarla.

sábado, 10 de octubre de 2009

Fin de semana

Quiero desearos a tod@s un buen fin de semana.Un beso, en especial para Noe,Alejandrilla, Paula R, Susana y Jacky.
Espero poder escribir algo pronto, ahora estoy unos diítas de baja...¡Mi primera baja en catorce años!...Pero os leo a menudo.
Gracias por todo