sábado, 31 de enero de 2009

Cazando gamusinos

``Cuando alguien colabora en la realización de una tarea sin saber muy bien lo que hace, tan solo atendiendo a las instrucciones de los demás y sin comprender la finalidad de todo en conjunto, se dice que está cazando gamusinos´´
Acabo de copiarlo tal cual de una página de internet, y sirve para ilustrar perfectamente la idea que tengo de mi trabajo...

lunes, 26 de enero de 2009

Cuando los dinosaurios habitaban la tierra




Hace unos años, y no recuerdo bien el motivo, tuve que pasarme por mi antiguo instituto para recoger mi certificado de estudios.
La secretaria, que era una auténtica hippy siempre envuelta en una enorme pashmina,abrió un herrumbroso armario metálico, donde se hacinaban miles de cartillas ,sujetas en fajos con gomas.Allí dormían, a la espera de que sus dueños volviesen a recogerlas.
Me pasó el montón que llevaba escrito el año que terminé el instituto.
En ese momento sonó en teléfono y ella bufó con hastío.
-Ve echándoles un vistazo, ahora vuelvo.

Fuí hojeando las polvorientas cartillas,sonriendo al recordar los nombres.
Cuando me encontré, no pude reprimir una pequeña carcajada.Todas llevaban foto, y fué chocante enfrentarme, así de repente, con mi yo adolescente.
Pelo recogido en un chicho, cara de susto,un jersey horroroso que tenía más colores que la carta de ajuste...
En fin,cogí mi certificado y me disponía a irme, cuandi le vi.
``Javier López´´
Mi amor platónico del instituto,aquel que me quitaba el resuello cada vez que me lo cruzaba en el cambio de clase.Aquel, también, que no me había dirigido la palabra más de dos veces en su vida, y que probablemente, ni siquiera se había dado cuenta del estado histérico que me provocaba.
Mis amigas decían que me faltaba un tornillo.
``Pero si es un horror´´
Javier López, convertido en dios griego ,por la imaginación desbordada de una adolescente que leía demasiadas novelas.
No era ni mucho menos el guapo de la clase.Pero para mí tenía algo.La manera en que arrastraba los pies,cómo se subía el cuello de la camisa para hacerse el interesante,la forma en la que hacía el idiota con sus amigos...
Por él derramé el equivalente en lágrimas al oceáno Atlántico,por él pasaba muchas noches en vela, imaginándome que habría querido decir aquella mirada cuando me preguntó si era la última en la cola de la cafetería...
El Heatchcliff de mi cumbre,el vampiro de mi crepúsculo...por él retumbaban los cimientos de mi casa cuando, con el tocadiscos al máximo volumen que daba la rosca, cantaba a gritos las canciones de amor de Bon Jovi.Por él llevaba un diario en el que escribía cosas como ``Hoy soñé que se derrumbaba el instituto con Javier dentro y me desperté chillando.¿Que sentido tendría mi vida sin él?´´.

Javier nunca me hizo caso.

En fin, que cuando mis dedos se disponían a abrir el librito,me detuve en seco.
``Espera, espera...¿que vas a hacer?´´chilló mi cerebro.¿De verdad quieres ver cómo era en realidad?
Posiblemente, no.
¿Que me iba a encontrar?
Una cara acneica enmarcada en un corte de pelo imposible.Y una perdida mirada adolescente que a mí me gustaba imaginar enfrascada en un pensamiento místico durante los recreos, pero que posiblemente sólo perseguía el vuelo cuadrangular de alguna mosca.
Yo ,que me sentía tan poquita cosa como para decirle algo...
La secretaria regresó y yo levanté mi cartilla, triunfante.
-Gracias, ya la tengo.-dije antes de salir.
Y ella se arrebujó en su pashmina y devolvió todos los legajos al estante.Luego ,cerró el armario con un chirrido que me recordó a un ataúd.
Allí deben seguir, encerrados bajo llave ,los testigos mudos de aquellos años.
Bajo llave seguirán también, en mi memoria.

miércoles, 21 de enero de 2009

Una historia


Le vió cruzar la calle entre la lluvia, protegiéndose con su gabardina, esquivando la marabunta de coches atascados en el cruce.
Llegaba puntual, como siempre, a su cita clandestina de los miércoles a mediodía.
-Tenemos que escondernos- había dicho él, muy bajito-Es más seguro.
-Tienes novia...-murmuró ella, con el corazón latiéndole desbocado.
-No, se trata de un compromiso mucho mayor que ese...ssssshhh, coje este papel y ábrelo sólo cuando estés completamente sola.
La nota era escueta.
A partir de ahí:un lugar, un hotelillo barato y poco aseado que siempre pagaba ella, una hora y un día.
Nunca había cambio de planes.
Las cosas eran como eran.
Se levantaba los martes ya muerta de nervios, embriagada en su secreto.Apenas dormía por la noche ,y en el trabajo habían empezado a notar que se arreglaba más de la cuenta los miércoles.Ella se justificaba con una sonrisa tonta.
Aquella mañana de enero en la que él había entrado en su empresa de mensajería, sigiloso,extrañamente atractivo,inspeccionando la pequeña recepción, y como un fugitivo,había depositado un paquete de papel marrón sobre el mostrador.
-Necesito enviar esto con urgencia.Es de capital importancia.-susurró.
Y ella había pestañeado asombrada detrás de sus gafas rosas de pasta.
-¿Crees que el envío es seguro?- inquirió enarcando una ceja.
-Sí, bueno, tenemos una póliza de extravío que...
Pero él le puso un dedo sobre los labios.
-Confío en usted.
Y se había ido con la gabardina revoloteando tras él.Iba vestido igual que en las novelas policíacas .Un hombre que vivía paralelamente a su tiempo.
Ella tuvo que ir a beber un vaso de agua.Se tocó el pecho palpitante.
Así que la tercera vez que el desconocido se presentó con otro misterioso paquete y después de entregárselo le preguntó si podría ir a recogerla esa noche, se encontró diciendo que sí con la boca abierta.
La llevó a un bar lleno de humo,casi desierto,y se sentaron tras un reservado.El pidió whisky con hielo y ella un zumo de naranja.
-Las mujeres guapas siempre han sido mi debilidad.
Y ella soltó una risita histérica porque era la primera vez que alguien usaba ese adjetivo para describirla.
-Pero hay un problema.
-¿Cúal?
-Tenemos que escondernos...(...)


Se arregló la ropa mientras esperaba a que él subiese.Aquel cuarto le recordaba a una película de cine negro.Le encantaba aquel sitio,la forma en que las luces de neón del hotel se dibujaban en el techo.
El dió los cuatro golpes de rigor en la puerta,entró velozmente y después escrutó el pasillo.Estaba empapado y medio muerto de frío.
Ella le abrazó sin importarle acabar también empapada.
-¿Que pasa?-susurró al ver que él estaba serio.
-Pues...que mi misión en esta ciudad está a punto de terminar.
-¡Oh no!-exclamó ella, y se dejó caer sobre la cama.
-Sabíamos que esto no duraría.-hablaba mirando a algún punto en el infinito-Que lo nuestro era sólo un episidio más de nuestras vidas....Y que siempre nos acecharía la certeza de que cualquier día podría ser el último.
A esas alturas, a ella ya habían empezado a rodarle las lágrimas sobre las coloreadas mejillas.Pronto todo el maquillaje se convirtió en un chorretón negruzco.
No podía creerlo,toda la vida esperando una aventura como aquélla y se acababa de golpe. Estaba enamorada. Y tenía que decírselo.
-Pero yo te quiero.

De pronto, el rostro inquebrantable de él se descompuso. Sus ojos de cobra perdieron todo su misterio y su voracidad.
-Alto,alto...dijimos que nada de connotaciones románticas.-casi escupió.
Se quitó la gabardina de golpe y la arrojó al suelo.Luego respiró hondo y aferró el pomo de la puerta con decisión.
-¡Espera!- gritó ella incorporándose de golpe.
-Que no, tía ,que esto se te ha ido de las manos, y por tu bien es mejor que lo dejemos...las normas estaban claras.

Su Humphrey Bogart privado,perdió de repente todo su encanto,su arrogancia,como si alguien hubiese desgarrado el celuloide de la película con furia ,como si aquel halo de aventura y misterio cayese al suelo igual que una piel muerta, como lo había hecho la gabardina segundos antes, dejando a la vista otra cara, otro cuerpo, otro ojos...los del chico de la tienda de cómics.
-Eh, perdon, perdona...-se disculpó ella apresurada- Sigamos por donde lo dejaste, por favor, lo siento...yo...
Se levantó a trompicones.
-Que no tía, que esto no es sano...que me quiera quitar unas pelas no significa que esto se convierta en una relación, a ver si me entiendes, que te quedes pillada lo cambia todo.
Ella no dijo nada.Bajó la vista a sus manos.
-Pues eso...lo siento...me dejas la pasta donde siempre...y...- se detuvo un segundo antes de salir.Suspiró- Hasta la vista.

Tardó un buen rato en levantar la cabeza, y cuando lo hizo,la habitación le pareció más oscura y fría que nunca.
Recogió deprisa sus cosas, aturdida y triste como no se había sentido en la vida.Con el corazón aplastado por un puño de acero.
Allí estaba la empapada gabardina.
Le hubiese gustado que se la quedara.

martes, 20 de enero de 2009

Tal día como hoy

No sabemos lo felices que somos hasta que dejamos de serlo.
Y eso es una faena.
Podría estar siendo feliz en este mismo momento, y yo sin enterarme

Nunca subestimes a un niño de tres años




Creo que ya he comentado por aquí que tengo un sobrino, un niño de tres años, capaz de expresarse a veces como una persona mayor.
Ayer fuí a buscarlo con su madre a la guarde, hacía un par de semanas que no le veía, y al salir, exclamó con sincera sorpresa ,y quiero pensar, entusiasmo:
-¡Tía R@...!
Igual que lo haría yo si me encontrase con alguien inesperadamente.
Sólo le ha faltado decir.
-¡Cuanto tiempo! desde que fuí a tu casa y no me habías comprado nada para Reyes porque tengo la desgracia de cumplir años el día diez de enero, y te miré con aquellos ojillos de profunda decepción que te partieron el alma , no te había vuelto a ver...
D. ha heredado la curiosidad de su madre, el desparpajo de su padre, los rasgos físicos del uno, los colores de la otra, puede ser adorable ,puede ser retorcidamente listo, ...diríase que ha cogido lo mejor de cada uno, y como un tramposo que escoge sus genes, como si repartiese una tanda de cartas, se ha quedado con los ases y los treses.
Bueno, el caso es que fuimos a un centro comercial a comprar un regalo,y allí me hizo sudar la gota gorda corriendo detrás de él, pues mi hermana, que está perfeccionando la técnica de visualizar un ángulo de 360 grados utilizando tan sólo el rabillo del ojo,consigue vigilarle mientras sostiene un abrigo rebajado y calcula el precio.
Desde luego, a mí me queda mucho para eso.
-¿Donde se ha metido?- pregunto asustada ,girando sobre mis talones, pues el condenado se mueve a la velocidad de una anaconda persiguiendo su presa entre el fango del Amazonas.
-Acaba de esconderse detrás de ese maniquí- contesta mi hermana,que sigue observando las etiquetas, tan campante, mientras decide si se lleva el abrigo o la parka.
El niño corre entre los percheros,se cuelga de los fulares y repta bajo las mesas convirtiendo su chándal en un peculiar árbol de Navidad del que cuelgan varias marañas de pelusas.
Entramos en Oysho y trato de distraerle con un pijama de Campanilla.
-¿Sabes quien es ésta?
-No- responde pasando el dedito por el surco plateado del dibujo.
-Vamos fuera que te cuento la historia de Peter Pan.
Mientras mi hermana termina de comprar el regalo, me siento en un banquito con D.
Digo me siento porque él parece tener dos palos por rodillas, y no hay forma de doblárselas.Se tumba, rueda, corre alrededor...
-¿Sabes quien es Peter Pan?-pregunto intentando captar su atención.
-No.

Está sonriendo con esa media sonrisa que no sabes bien que quiere decir.Así que empiezo a evocar mentalmente el dichoso cuento, del que por cierto, sólo retengo trozos sueltos.
-A ver...hay un niño...una Wendy...está campanilla también...unos niños que van en pijama y sabe dios que nombres tenían...
D. me escucha divertido.No dice ni pío.
-Pues eso, y van a una isla ...van volando, volando...esto...es que allí nadie crece y se hace mayor...ah, no espera, primero va Peter Pan a buscarlos a casa...sí, eso, y saltan por la ventana...ups, no ,cariño, no, no saltan...ni se te ocurra saltar, por Dios...esto, bueno...vuelan y llegan allí y ..Ah - ILUMINACIÓN- hay un pirata, que es muy malo, muy ,muy, y los quiere coger...Y es malo...y los quiere coger...eso ya lo he dicho, ¿no?
Asiente.
-Pues eso...el pirata coje a Wendy y le hace beber un veneno...y luego creo que hay que aplaudir para salvarla...me parece que esto salía en ET...pues eso, el pirata...
Entonces D. se acerca y dice con una gran sonrisa:-
-Ze llama Capitán Gadfio, y ze lo come un cocodilo al final.
Y sólo le ha faltado rematar la frase con un :¡Tonta!

Pero me sigue mirando con esa dulzura infinita, y esa sonrisa, después de haberle tomado el pelo a su tía un rato largo.
Apuesto a que se ha divertido más que con el cuento.

lunes, 19 de enero de 2009

Cortinas de lino

¿Por qué lo haría?
Sabía perfectamente lo que iba a ocurrir y sin embargo, metí las cortinas de lino en la lavadora. Por supuesto, encogieron diez centímetros, y después de colgarlas me las quedé mirando con la sensación de que podía haber evitado la tragedia y no lo hice.
A veces actuamos sin saber lo que nos va a suceder, otras lo sospechamos, y las menos, aún estando plenamente convencidos del resultado que van a tener nuestros actos, nos dejamos poseer por la efímera esperanza, de que tal vez, nos salve la suerte...
Como ese pulgar traidor, que cobra vida propia una noche de sábado, y teclea un mensaje catastrófico, y luego, le da a la opción de ``enviar´´,sin que el resto del cuerpo pueda hacer nada por impedírselo.
``Hola, ya sé que hace dos años que lo hemos dejado,ya sé que estás con alguien y esto es una tontería, pero es que te echo tanto de menos...´´
Sólo puedo encontrar una explicación a semejantes despropósitos: que el mundo se sustente y sobreviva gracias al equilibrio entre el orden y el caos, y que ,inconscientemente, tengamos que alimentar el segundo para salvaguardar nuestra existencia.
O eso, o que aún creamos que las cosas que tienen un final predestinado ,puedan torcerse a nuestro favor.

¿Nueva colección?



Desde hace un par de años, en Zara han decidido que hay cosas que no quieren vender por menos de lo que cuestan ,y para ello se han servido de una técnica que insulta la inteligencia de todos los consumidores. La Nueva Colección.
Cada siete de enero y cada uno de julio,antiguos conocidos que llevaban un par de meses colgando de sus perchas, se hacen los despistados y se niegan a unirse a la montaña de trapos.
Ese vestido palabra de honor de cuadros, que tuve entre mis manos por lo menos cinco veces mientras decidía si tendría alguna ocasión de usarlo, sí, ése que a fuerza de intimar me saludaba cada vez que pasaba por delante y me obligaba a mirarle de nuevo,ése al que esperé pacientemente para rebajas, es el mismo que ahora me observa, altanero y arrogante bajo su cartel de ``Nueva Colección´´.
Es lo que tienen las telas satinadas, que se creen importantes.
¿Acaso pensabas que yo me merecía rodar despatarrado encima de una de esas mesas plebeyas? parece gritarme desde su trono.
Y llego a la conclusión de que para todo hay clases.

martes, 6 de enero de 2009

Un niño triste


Cuando yo tenía unos ocho años, a la vuelta de las vacaciones de Navidad, la profesora (tengo mucho que contar sobre ella y poco bueno), nos preguntó que nos habían traído Papá Noel y los Reyes,así que fuímos uno por uno, enumerando los regalos.(Por esas épocas, ya sólo quedaban uno o dos que no hubiesen descubierto el secreto,y mi madre se andaba con pocas vueltas)
Cuando el turno le tocó a Luis, un niño que acudía siempre sucio ,despeinado y con los zapatos rotos a la escuela, cúal no sería mi sorpresa ,cuando ,con una misteriosa sonrisa muy habitual en él, comenzó a desgranar su increíble tesoro navideño.
-Pues profe, a mí me han traído una bici, una consola, un ordenador con un montón de juegos, ropa nueva,una tele,el barco pirata y el fuerte de los clicks.
Cuando llegué a casa, se lo conté a mi madre, sorprendidísima.
-¿Te puedes creer, mamá, que el niño ese que vive en esa casa tan vieja subiendo la avenida ,ha tenido más regalos que nadie?Lo ha contado en clase.
Mi madre sonrió con tristeza y sólo dijo.
-Pobrecito.
¿Pobrecito?pensé yo, sin dar crédito.Estaba visto que sus padres debían tener mucho dinero, aunque no lo pareciese.Y vaya respuesta más extraña la de mi madre.
La verdad, siempre he sido muy ingenua, todavía lo soy, y sólo años más tarde, me detuve a pensar en aquello con detenimiento.
Seguramente ,Luis nunca había tenido una Navidad como los demás niños, su mirada adulta, madura, denostaba que hacía mucho tiempo que le había abandonado el último soplo de inocencia,y había aprendido a sobrevivir entre todo aquello, como mejor podía.
Me pregunto que habrá sido de él...
Espero que la vida, por una vez, haya decidido ser justa.