martes, 22 de septiembre de 2009

Guerra de medios


Víctor se pasó el peso de un pie a otro alternativamente para burlar el frío.Se subió también las solapas del abrigo y se cubrió las mejillas.
Llevaba un rato custodiando la entrada de un edificio en el cual acababa de entrar el marido de su cliente , y estaba furioso por haber tenido que aparcar el coche tan lejos, pero el centro se ponía imposible en invierno, y nadie parecía querer usar el transporte público.
Aquella era la primera semana que dedicaba a su nuevo encargo.La mujer había aparecido en el gabinete el martes pasado y le había pedido máxima discrección, Víctor había creído conocerla de algo, y así se lo comentó, provocando una petulante sonrisa en su estirada boca roja.
Pues claro, era una tertuliana habitual en un programa de la televisión local, así como una reputada columnista...Víctor hizo memoria...Claro, Ana Prisa...Escribía ácidos artículos sobre la jet set de la ciudad y era igualmente querida y odiada entre el público.Recordó que mantenía una guerra abierta en los medios contra su más fuerte rival, Eva Shaw, que escribía en otro vespertino del mismo éxito y contra la cual lanzaba dardos envenenados en casi todos sus textos, provocando que Eva le contestase en sus escritos con la misma mala sangre, para deleite de los lectores.
El caso es que Ana sospechaba que su marido, otro periodista, pero éste dedicado a las finanzas, le era infiel y quería contratar los discretos servicios de un detective para confirmarlo.
Así que esa noche,Víctor había seguido al individuo hasta aquel barrio residencial, y concretamente, hasta un edificio de estilo victoriano muy elegante, en el cual había entrado hacía dos horas.Tras quitar unas fotos, empezaba a plantearse la idea de dar la vigilancia de hoy por terminada, pues en todo ese rato, sólo había visto salir de allí a una mujer de largo cabello rubio con un impermeable rojo, y dedujo que el tipo se quedaría a pasar la noche.
Decidió pasar a investigar los buzones antes de irse, y se acercó al portal con sigilo.La puerta estaba cerrada, así que llamó a uno de los telefonillos, haciéndose pasar por un repartidor de pizzas, cosa que sorprendentemente, le funcionó.
Estudió la larga fila de refinados buzones lo más rápido que pudo, por si encontraba en alguno uno de los nombres que le había sugerido la señora Prisa.No, ninguna de las conocidas de las que sospechaba , figuraba grabada en el latón, pero la sorpresa fué mayúscula cuando encontró, en la placa del tercero c, el apelativo de Eva Shaw.
¡Esa sí que era buena! Probablemente, el tipo se tiraba a la enemiga acérrima de su mujer...Bueno, cosas más raras se han visto,¿no?
Estaba a punto de marcharse, cuando escuchó cómo abrían el portal y corrió a esconderse en una esquina oscura, con el corazón palpitándole en las sienes y rezando para poder salir de allí sin dar explicaciones.
Era la mujer del impermeable rojo, que volvía con algunas bolsas del supermercado, haciendo restallar sus tacones en el mármol y tarareando algo.Se detuvo frente a los buzones, dejó apoyadas las bolsas en el suelo y sacó una llave del bolsillo, con la que abrió, según pudo constatar Víctor, desde el resquicio de visión del que disponía, la trampilla del tercero c.
Vaya, vaya...no tenía mal gusto el señor Prisa...Piernas largas, cintura estrecha, un pelo largo y ondulado...
Entonces, un temible cosquilleo empezó a crecer en su nariz, no,no,no, demasiado rato al frío, trató de pinzar las fosas nasales, de cerrar los ojos, de taparse la boca, de meterse bajo el abrigo.
Atchuuuuuuuuuús!
La rubia se dió la vuelta con rapidez , las manos llenas de sobres y panfletos...Víctor se apretó contra la pared fría.
La mujer taconeó hasta la esquina proyectando su sombra en el lujoso suelo.
En cuanto la tuvo enfrente, en la penumbra, Víctor ya distinguió que algo no terminaba de cuadrar en la borrosa imagen.
-Esto...Soy, soy de la compañía de gas...Estoy buscando el cuarto de calderas...¿Podría indicarme...?
-¿Que demonios hace aquí escondido?- casi chilló la rubia con una voz ronca poco habitual, pero con un timbre casi humorístico.Debía medir por lo menos un metro ochenta y resultaba bastante amenazadora.
Víctor se escurrió hasta salir de la esquina, arrimado a la pared, y caminó hacia atrás en dirección a la puerta.
-Los vecinos se han quejado esta tarde de un fallo en el sistema de calderas y ya ve usted, con el invierno que estamos teniendo...-trató de explicar, apresuradamente.
-Ni siquiera lleva uniforme...Además,le he visto antes merodeando fuera-se bufó la mujer, que puso los brazos en jarras y se le acercó, tal vez sin darse cuenta de que la amarillenta luz de las farolas de la calle, descubría que sus facciones eran más duras, más angulosas, más recortadas de lo que uno podía esperar en un perfil femenino.
-Ostras...-susurró Víctor, aún sin comprender , intentando recordar por qué le sonaban tanto aquellos ojos grises peculiarmente rasgados....Ya le había visto antes...Sí, tal vez...tal vez en una fotografía...
-Déjese de historias-dijo la rubia, sin intentar disimular ya su tono de voz, y sacando del bolsillo una cartera -¿Cuánto le paga mi mujer?

domingo, 20 de septiembre de 2009

Algo personal

Hola,
La verdad es que me lo he pensado un poco antes de escribir esta entrada, pero es que cuando os dije que andaba algo pachucha, todas pasasteis por aquí a darme ánimos, y como además, creo que todas y cada una de vosotras (y vosotro, jaja), sois encantadoras ,he decidido contaros que estes días andaba mareadilla y un poco revuelta porque en abril del año que viene , en este piso ya no viviremos sólo dos.
Muchas gracias por vuestras atenciones y vuestro cariño, después de una semanita y pico de vacaciones, descansando, comiendo a mis horas y de puchero, durmiendo la siesta y todas esas cosas que engordan tanto, ya me encuentro mucho mejor, e intentaré pasarme por el blog aunque sea para saludaros y comentar vuestras entradas.
Un besito y muchísimas gracias

viernes, 18 de septiembre de 2009

Septiembre

Hola
Siento dejar el blog tan de lado, pero aunque estoy de vacaciones, ando un poco pachucha
En cuanto me encuentre un poquito mejor, volveré a escribir alguna cosilla.
Muchas gracias por vuestros comentarios.Un besito

miércoles, 9 de septiembre de 2009

El asesino de la camelia.Final.

Morado.Esa era la clave.
Eso era lo que se le había pasado por alto en algún momento.
La víctima tenía hebras de seda morada bajo una uña, y él, había visto una prenda morada en casa de los Mori, más concretamente, en la fotografía que tan elocuentemente le había mostrado la dueña de la casa :Un joven oriental, sonriente, ataviado con una exclusiva prenda.
Dió instrucciones a los policías que llevaban horas registrando la casa de los peculiares sospechosos ,sobre lo que debían buscar, y dió orden de llamar al hijo predilecto para esclarecer de una vez por todas los hechos.
Una hora más tarde, Haru se retorcía en la silla de la sala de interrogatorios, clamando la presencia de su abogado y señalando con un dedo hostil al inspector Reyes.
-¡No sabe donde se mete!-increpó ,con los labios temblorosos-Tengo muchos amigos que...
-Ya.Y la señorita Tanaka era uno de ellos, por eso le dejó entrar.-escupió Sánchez con desprecio, obligándole a volver a sentarse.
-Cállese y limítese a contestar a mis preguntas.¿Por qué la mató?
Haru resopló, elevando su flequillo negro sobre los ojos.
-No sé de que habla, mi abogad...
-Tengo una muestra de seda natural de color morado bajo la uña de un cadáver que no tardaré en demostrar que pertenece a una de sus idolatradas camisas.
-Ja.¿Y cree que iba a ponerme algo así si pensaba cometer un crimen?-dijo, imprimiendo un agrio sarcasmo en cada sílaba.
-No, claro.-Reyes se sentó -Tal vez no pensaba matarla.Tal vez se tomó dos copas y creyó tener el suficiente valor para ir a advertirle que tuviese cuidado...Dígame,¿que cree que buscaba Rio en su padre?
-Dinero.Dinero que algún dia será mío.-soltó tajante.-No puede haber otro motivo: le doblaba la edad.
El móvil de Reyes empezó a zumbar sobre la mesa.Contestó y asintió varias veces antes de colgar.Luego, empezo a dibujarse una extraña sonrisa en su boca.
-Lo sabía.-y empezó guardar los papeles en su carpeta marrón, como si diese por zanjado el asunto.
-¿Que es lo que sabe?-casi gritó el joven japonés, enrojecido.
-Que intentaría lavar esa camisa en el cuarto de baño de su casa.Supuse que se la habría regalado su madre y que no estaría bien deshacerse de ella sin intentarlo...-a esas alturas, el rostro de Haru parecía estar al rojo vivo.-Hay restos de sangre en el desague.-Reyes desvió la vista hacia los alguaciles que esperaban junto a la puerta.-Pueden proceder.

En toda su carrera policial, nunca había visto llorar así a un hombre.



Días más tarde,mientras el atardecer acariciaba con sus rayos las calles de Vigo, y Reyes atravesaba la Avenida de las Camelias en dirección a su casa, no puedo evitar detenerse junto a uno de los nudosos árboles y observar cómo se oxidaban sus flores en la tierra.
Suspiró y recordó con pena a la chica japonesa y con ella, recordó también lo maravillosa, explosiva y efímera, que es la belleza de las camelias.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

El asesino de la camelia.Quinta parte.


El señor Mori se miraba las manos.
Reyes entró en la sala de interrogatorios y carraspeó ligeramente, luego, se sentó y abrió el dossier de la investigación, ojeándolo sin prisa.
-¿Van a tardar mucho en revolver toda mi casa?-protestó el sospechoso con un hilo de voz.
El inspector sacó su móbil y lo dejó sobre la mesa.
-Dígame...¿que clase de relación exactamente,le unía a la víctima?
El nipón se encogió de hombros.
-Era la hija de un buen amigo...-respondió, sin mirarle a los ojos.
-Ya-convino Reyes, se incorporó y fué a sentarse lo más cerca posible del individuo.Consultó su reloj de pulsera, un recuerdo de su abuelo,con un gesto exagerado.
-Verá. La situación es ésta : tiene usted un pie en la cárcel.Puede seguir mintiendo ,o bien , contarme la verdad, declararse culpable si es preciso, y ahorrarnos mucho tiempo.-se cruzó de brazos y lanzó un largo suspiro.
Los labios del señor Mori comenzaron a temblar convulsivamente.
-Yo...yo no la maté...-sollozó por fin, hundiendo la cara entre las manos- Se lo juro...
-¿Y por qué ,entonces, conocía el detalle de la flor?- bramó el inspector ,perdiendo la paciencia.-Está bien, está bien...dejaré que me lo explique...
-Ha...hacía mucho tiempo que no la veía...y ...el año pasado, acudió a una exposición de mi galería...No sé como, terminamos tomando un café, y bueno...-esbozó una ligera sonrisa-Era realmente encantadora...
-O sea, que eran amantes...
-¡No!-el señor Mori levantó la vista hacia el policía -Bueno, tal vez...estuvimos juntos casi un año, después, nos separamos y ella comenzó a salir con ese compañero suyo...me pidió ayuda cuando él la acosó...no tenía a nadie más aquí...y entonces...decidí que no podía dejarla marchar....yo la quería de verdad,¿sabe?...
Reyes abrió el dossier por una página en la que había pegado un post it.
-Vive usted en una urbanización muy lujosa...y sin embargo...el estado de sus finanzas deja mucho que desear...el año pasado se enfrentó a pérdidas millonarias y debido a eso ha estado a punto de perder la galería...-se sacó las gafas de leer y las limpió con el faldón de su camisa.-Por otro lado, la señorita Tanaka retiró de sus cuentas durante el mes pasado, varias cantidades inusualmente desorbitadas para alguien que ni planea comprar una vivienda, ni hacer un viaje, y que ni siquiera tiene coche...Deduzco que fué muy lucrativo para usted seducir a la hija de un hombre rico...
-¡No tiene ni idea de lo que dice!-el señor Mori batió la mesa con la palma de la mano.-!Yo la quería!...Era sólo un préstamo...¡Iba a devolvérselo en cuanto pasase esta maldita crisis!
-No se altere.-ordenó Reyes-No le beneficia.Y ahora, cuénteme por qué la mató.
-¿Acaso tengo que repetírselo?-Se dejó caer pesadamente en el asiento.-Esa noche fuí a verla, sí...Pasé por casa y corté varias camelias para llevarle un ramo...Le encantaban...
Eso explicaría la pisada de tierra, pensó el inspector, asintiendo en silencio.
-Entré con mi propia llave y ...la encontré allí...tirada...rodeada de sangre...Y sí, me asusté...Empecé a escuchar voces que subían la escalera...Pensé que estaba muerta...Que alguien había llamado a la policía...Y no vi que una de las camelias se había desprendido del ramo hasta que estaba retrocediendo en el umbral...Tuve miedo...Me marché...Oiga-su voz sonaba rota, ahogada y Reyes ,maldijo al instinto que le sugería que aquel hombre decía la verdad- Si de algo soy culpable, es de ser un cobarde...
Veinte minutos más tarde, el hijo de los Mori, un chico singularmente guapo y elegante, ocupaba el mismo asiento que su padre.Se removía incómodo, y no dejaba de decir que era la segunda vez que pasaba por aquello siendo inocente.
-A ver...Después de comprobar su coartada del día de autos, en la que usted afirmó haber pasado la noche con varios profesores del centro donde trabaja, hemos descubierto que dos de ellos afirman que sí, que tomó algunas copas después de la cena, pero que después, se marchó apresuradamente alegando no encontrarse bien...-Reyes le miró por encima de las gafas.
-Jaja...¿Es eso un delito?- dijo socarrón.-Me empezó a doler la cabeza y volví a casa.
-Ya...Y supongo que, y a estas alturas de la investigación no pienso mantener ningún secreto...Usted desconcía la aventura que su padre mantenía con la víctima...
-Por supuesto.-sentenció tajante, aunque no demasiado sorprendido.-Mi padre tiene debilidad por las jovencitas según parece.Pero no, no sabía que Rio y él estaban juntos, me resulta difícil de imaginar...Aunque claro,el dinero a menudo es demasiado tentador...
-¿A que se refiere?
-Oh,a nada...
-Bonita camisa-observó Reyes,de repente, desconcertando a Haru y haciendo que éste se recolocase el cuello.
-¿Le gusta?...Es seda natural...de Hermés, un regalo de mi madre...Apuesto a que no conoce esta marca.
-Pues no.-(Menudo imbécil)-Debe ser muy cara.
-Créame, necesitaría varios sueldos para pagarla.Mi madre opina que un buen atuendo es imprescindible...Sobre todo cuando perteneces a una clase social y te ves obligado a hacer negocios con personas poderosas...A veces les echo una mano en la galería, trato con gente importante...Y voy a fiest...
-Creo que puede irse.-cortó Reyes moviendo la mano en dirección a la puerta.
Reyes estaba deseando quitarse a aquel estúpido de delante.
La señora Mori ,entró dejando una estela de suave perfume.Posó sus uñas rojas sobre la basta mesa, que pareció aún más deslucida bajo sus inmaculadas manos.
-Espero-dijo con suavidad-Que mis porcelanas no sufran nigún daño durante el expolio que se está realizando en mi vivienda.
El inspector empezó a notar un calor insoportable y entreabrió la puerta.Aquella mujer conseguía hacerle sentir torpe.
-Le prometo que estarán a salvo...-dudó varias veces antes de continuar, pues aquel bello rostro le inquietaba demasiado.-Verá...Su marido, en fin, la señorita Tanaka y su marido eran amantes...¿Lo sabía?
La señora Mori ladeó la cabeza y sonrió tristemente.
-Sé que me engaña constantemente, pero...Hasta esta mañana, no tuve la certeza de quien era su amante.Luego, todo encajó.
-Me temo que la encuentro demasiado inteligente para haberlo ignorado.
-Oh- soltó una risita y se recogió dos mechones de pelo azabache detrás de las orejas- Lo hubiera descubierto si hubiese querido, pero decidí que no quería saberlo...Incluso mi hijo, mi adorado Haru, me advirtió sobre una conversación telefónica que había escuchado sin querer en la galería...Mi marido le prometía a alguien que me dejaría. Pero sé que no sería capaz.Dependemos de nuestra imagen para con nuestros clientes...Un escándalo así nos hundiría.
-¿Todavía más?
-¿De que me habla?
-¿Desconoce entonces que su empresa está al borde de la bancarrota?
-Imposible, mi marido vendió el mes pasado una colección muy importante...Yo misma vi los cheques.-su rostro era tan inaccesible que Reyes ,por priera vez en mucho tiempo, no supo leer sus expresiones.
Durante el almuerzo,mientras la mayonesa de su bocadillo goteaba sobre los folios y Sánchez sorbía una cerveza a su lado, no dejaba de darle vueltas a algo que, a pesar de que había estado delante de sus narices, se le estaba pasando por alto.
-Jefe, ¿por qué demonios no arresta a ese tipo?La pisada, la flor,el móbil...Todo apunta a que él es el asesino...Debería dejar de darle vueltas a todo...El camino para llegar a la verdad, muchas veces, es el más sencillo...
-Lo sé...-suspiró el inspector.
Entonces Sánchez se levantó en dirección a la ventana, se llevó el botellín a la boca mientras caminaba y uno de sus muslos se estampó contra la esquina de la mesa del inspector.Soltó un doloroso aullido y empezó a saltar a la pata coja.
-Tenga cuidado ,hombre-protestó Reyes, recogiendo los lapiceros que acababan de caerse.
-Y esto no es lo peor...-se quejó Sánchez-Mañana va a salirme un buen morado...
-¿Que ha dicho?
Reyes miró a Sánchez fijamente, luego, rebuscó frenético entre las hojas del dossier y finalmente, dejó caer su grasiento dedo sobre una de las líneas del informe del laboratorio.
-Aquí está- dijo al fin, sonriente.
¿Y vosotr@s? ¿Quien creeis que es el asesino?

martes, 1 de septiembre de 2009

El asesino de la camelia.Cuarta parte.


Reyes tuvo que forcejear un poco con la pesada puerta, pero consiguió abrirla antes de que ninguno de los Mori se le anticipara.
En efecto, la entrada daba a un pequeño jardín posterior, que, a diferencia de lo que había suscrito el dueño de la casa , estaba excepcionalmente bien cuidado.Rosales, rododendros, geranios, pequeñas palmeras y varios árboles de camelias de distintos colores, se distribuían alrededor de un cenador situado sobre
el césped.
El inspector se adentró en el jardín y aspiró el olor dulzón de las flores.Luego, se acercó a los árboles y recogió del suelo un ejemplar de camelia rosada que estaba a punto de deshacerse.
-Son bellísimas, pero tan perecederas...-advirtió el señor Mori, nervioso.Había seguido sus pasos, y su vista se perdía en el fondo de un estanque cuajado de nenúfares.
Reyes envolvió la flor en un pañuelo y la guardó con cuidado en el bolsillo.Luego, volvió a entrar en la casa y dirigió una mirada elocuente a Sánchez, que había permanecido junto a la dueña de la casa.
-Creo que es todo.Sánchez, nos vamos...-sentenció.
-Espere...-llamó el japonés, apresurado,pasándose la mano por el negro cabello con desasosiego.
El inspector giró sobre sus talones.
-El tener algunos árboles con camelias...no me convierte en el asesino,¿verdad?
-Oh,claro que no.-contestó el policía ,encogiéndose de hombros.Luego, se despidió de la hermosa mujer con un gesto de cabeza, y salió a la calle seguido de su compañero.
Una vez en el coche, Sánchez suspiró y guardó sus notas.
-¿Cual es el siguiente paso?-preguntó mirando a su jefe.
Reyes notaba el penetrante olor de los pétalos marchitos dentro del bolsillo.
-Pues volver mañana con una orden de registro.El dato de que encontramos una camelia junto al cadáver ,no ha trascendido a ningún medio de comunicacion...Y el señor Mori, sin duda, conocía ese hecho.
Unas horas más tarde, mientras el color de los rayos del sol que se filtraban entre las persianas de la comisaría, tornó de naranja a rosado, uno de los hombres que investigaban el caso, golpeó con los nudillos en la puerta de Reyes.
-Tenemos el registro de llamadas.-dijo, meneando un pequeño fajo de folios.
-¿Y?- Reyes estaba ensimismado, observando las fotografías del crimen, y dándole vueltas a su pluma entre los dedos.
-Aparece el mismo número varias veces ...Y un par de ellas el día de su asesinato.Hemos comprobado que pertenece a la galería de arte TokyoArt cuyos propietarios son...
-El señor y la señora Mori...-terminó el inspector, sin rastro de sorpresa en la voz.-¿Tenemos la orden?
-Ajá.El juez acaba de emitirla.
-Está bien, hágame el favor de avisar a Sánchez...llevaremos el registro a cabo mañana temprano,y si hay suerte, tendremos al asesino antes de que termine el día.
El hombre asintió y desapareció de nuevo.
Reyes apoyó la cara sin afeitar sobre las manos y cerró los ojos.
Imposible, se repetía una y otra vez,cómo puede ser alguien tan tonto...Dejar una pista tan clara...Sabía, aún antes de que la chica pelirroja del laboratorio entrase aquella tarde en su despacho, que las flores eran iguales, y es más, el diminuto resquicio de tierra hayado en sus hojas, revelaba que habían crecido en el mismo jardín...No obstante, la experiencia de Reyes le advertía de que tal vez aquel crimen no iba a tener una respuesta tan obvia...Aunque, bien es cierto, que muchas veces, los asesinos que se mueven siguiendo sus pasiones, olvidan los detalles más absurdos.
Apagó la luz y se fué a casa.