jueves, 12 de febrero de 2009

Querida Herminda



Querida Herminda:
Mañana muy temprano, iré en persona al puesto de mando a entregarle esta carta al capitán, y le pediré encarecidamente que te la haga llegar sin falta.
Parece que llevo una eternidad aquí,y estoy tan cansado, y a veces tan triste...
Y no puedo quejarme, pues de los cuatro amigos del pueblo que nos presentamos para ir a un cuerpo especial, me escogieron a mí, y ahora llevo las comunicaciones.
He tenido que aprender el código morse.
En vez de llevar fusil y por lo tanto,estar obligado a usarlo, mi misión es llevar este aparato a cuestas,que no sabes lo que pesa...y enviar los mensajes a nuestra central.
Pero echo de menos el pueblo...mi trabajo en la cantera...a mi abuela...y por supuesto, a ti.
Aquí paso muchísima hambre( a veces solo hay garbanzos cocidos para comer)y por las noches hace un frío que no te puedes ni imaginar, encima nos invaden los piojos,y tenemos que dejar los uniformes fuera, al raso, para ver si la helada acaba con ellos, pero estes bichos del diablo son duros, y al día siguiente, vuelta a picar...
No te lo creerás, pero en medio de toda esta locura todavía tenemos tiempo para las relaciones sociales.
Algunas noches nos gritamos entre trincheras.
Les decimos a los del otro bando :
-``¡Eh...uníos a nosotros ,que aquí tenemos tabaco!´´
En fin, que ya tengo ganas de volver a verte, fué una despedida tan rápida, mi marcha fué tan apresurada...
Ahora ya tengo los dedos helados, debería tratar de dormir un poco.Aunque me da miedo porque casi todas las noches sueño con mi casa,con el cielo estrellado sobre los horreos en verano,con las campanillas que cubren los campos en primavera,con la última sonrisa que me dedicaste en el baile del pueblo...y cuando amanece me doy cuenta de que aún estoy atrapado aquí.
Buenas noches, Herminda.
Prometo escribirte todos los días.




Esta es un historia real,la tomé prestada de mi abuelo, que combatió durante cuatro años en la Guerra Civil española,y al que arrebataron un trozo de su vida sin pedir permiso.

4 comentarios:

  1. Otra vez más, me ha encantado tu relato.
    Ya te imagino documentándote, cogiendo al abuelo por banda en el momento en que está más vulnerable (viendo la telenovela) y arrancándole (nunca mejor dicho, y sobre todo cuando se trata de hablar de la guerra) cuatro palabras.
    ¿se llamaba Herminia o es un licencia de la autora?

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  2. Hola Ra,
    Pues no creas que tuve que sonsacarle mucho, la verdad...esto me lo contó hce tiempo por iniciativa propia.
    Y sí, se llamaba Herminda

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  3. Hola Ro,
    Me gusto la historia, supongo que el final fue el que Hermelinda y soldado escogiron (o dejaron que pasara, que para mi es lo mismo). Nunca sabremos, ni sabran, que hubiera sido de sus vidas si escogieran otro camino. Supongo que las historias no vividas tendemos a idealizarlas, para algo nos las podemos inventar.

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  4. Hola,

    Me hace gracia que escribas una historia de tu abuelo, es verdad que tienen mucho que contar. Es una pena que a veces por falta de tiempo (por nuestra parte) no nos paremos con ellos a escucharles..cuando precisamente de lo que no les queda mucho es eso, tiempo...

    Mi tía (que ahora se ha vuelto sentimental), también me está contando historias de mi abuela, de lo que ella pudo escuchar en su momento. Me encantan, hacen que viajes a otros tiempos!

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Han pasado y han dicho