martes, 20 de octubre de 2009

La elección

-Pasa, por favor...Y toma asiento un minuto mientras termino de arreglar estes papeles.
Era una mujer bastante guapa, que llevaba un impoluto vestido de color crudo y sandalias de tacón que repiqueteaban sobre el pulido suelo de mármol blanco.La oficina en sí era bastante amplia, y en ese momento, estaba muy concurrida.Hombres y mujeres con inmaculados trajes de colores claros y sonrisas cinceladas, iban y venían seguidos de otros y otras vestidos de calle y cara de evidente confusión.
-Esta bien- dijo la recepcionista, enseñando su perfecta dentadura con una sonrisa.-Puerta tres, a la izquierda del pasillo.
Ernesto se levantó de la butaca de cuero, se despidió de las dos mujeres que esperaban turno a su lado, y en encaminó hacia el sitio indicado.
Por el camino, creyó reconocer una cara, pero el chico pasó demasiado deprisa, y todo quedó en una sensación extraña.
Dió dos golpecitos en la puerta y la abrió cuando una voz le invitó a pasar desde el interior.
Al otro lado de una delicada mesa de trabajo, que parecía ser de roble, había un hombre joven, rubio, de nítidos ojos azules y espectacular belleza.
-Veamos, es usted...Ernesto Quiroga Sáez...- el chico ojeaba un voluminoso dosier.
Ernesto asintió, con nerviosismo.
-Ajá.Ha llegado aquí a las veinticuatro y un minuto....De esta misma noche,y por lo que veo, su traslado ha sido muy rápido...Apenas ha tenido que permanecer en la sala de espera...y eso, sólo puede significar una cosa...-frunció el ceño, con preocupación, y anotó algo en la única página del informe.
-¿Y bien?No comprendo...Verá, apenas sé nada de este procedimiento...Todo es...nuevo...
-Ya.Permítame que le diga algo al respecto...-se acercó sobre la mesa y le clavó su glacial mirada azul-Nadie sabe nada del procedimiento antes de llegar aquí...Mi trabajo consiste en preguntarle si recuerda por qué esta con nosotros.
Ernesto empezó a tartamudear.Hacía horas que vivía en un limbo de confusión, donde los sueños y las memorias se mezclaban sin orden ni concierto, como una película rocambolesca.
-No-contestó, muy bajito.
-Ajá.-el joven señaló algunas líneas del informe mientras leía- Ingresó usted cadáver esta noche, después de que un viandante que vió cómo caía su automóvil desde el Puente Viejo de la ciudad , diese la voz de alarma y consiguieran rescatar su cuerpo del río.
Frío.Sí, recordaba el golpe y el frío.Se estremeció.
-Las reglas están muy claras en casos como el suyo.-comentó meneando la cabeza, como si se dirigiese a un niño pequeño.
-¿Las reglas?
El chico señaló al suelo,meneó la cabeza con desaprobación y Ernesto comprendió al instante lo que quería decir.
-Por lo que veo en su historia, no hay nada que le convierta en un ciudadano decente.Estafas, robos,una esposa atormentada,unos hijos para los que jamás tenía tiempo,¡ una amante, incluso!- le guiñó el ojo con descaro.-Conducía usted borracho el día del accidente, poniendo en peligro la vida de los demás ...Pero aún así necesito saber por qué llevaba usted esa clase de existencia.
-Y eso...¿cambiaría en algo mi futuro destino?...Es decir... ¿Podría quedarme aquí...?
-Hum...No lo veo posible...
Ernesto rompió a llorar como nunca antes lo había hecho, entre lágrimas, con voz entrecortada, alcanzó a hilar algunas frases, completamente desbordado por el pánico de saberse pasto de las llamas.
-Oh, por Dios, se lo suplico...He sido un ser humano terrible...Lo sé, me arrepiento...¿No hay cabida aquí para el perdón y la redención?...-se sorbió la nariz ruidosamente y se lanzó al suelo, donde, de rodillas, imploró mirando al techo-Por favor,por favor...Déjenme enmendar mis errores...Sé que puedo convertirme en un alma bondadosa...Sé que puedo reparar todo el daño causado...
Después, se dejó caer sobre los pies del chico, hipando.
Pasaron varios minutos en completo silencio, hasta que el teléfono de la mesa empezó a sonar con una armoniosa melodía clásica.Ernesto supo que no tenía ni la más mínima oportunidad.
-¿Sí?-contestó el joven, un poco incómodo con la situación.Aunque no debía ser la primera vez que alguien se comportaba de ese modo.-Ajá.Está bien, Señor, lo que usted diga...Se lo haré saber enseguida.
Ernesto levantó la vista con ojos enrojecidos.
-Señor Quiroga, ha tenido usted una suerte inédita.-le sonrió con una dulzura casi sobrenatural, y uno de sus perfectos dientes, lanzó un destello.-Parece ser que su arrepentimiento va a ser tenido en cuenta....-Batió las palmas dos veces, y apareció enseguida una joven morena de aspecto angelical en el marco de la puerta- Lucy, acompaña a nuestro nuevo invitado a su habitación.
-Gracias...Oh, Dios mío...Gracias...-casi chilló Ernesto, todavía hipando.
Siguió a la escultural morena a través de un luminoso pasillo con centenares de puertas y una vez situados frente a una de ellas, la chica sacó un manojo de llaves y le dió paso a una estancia de pequeñas dimensiones, que tenía por único mobiliario un camastro, donde reposaba un pijama blanco y una mesita con libros.Por toda ventana ,había una claraboya diminuta en el techo.
-Bienvenido.-dijo la chica, juntando las manos sobre el regazo y mirándole con la cabeza ladeada- Mi nombre es Lucy y voy a ser su tutora.El desayuno se sirva a las seis y la jornada de trabajo dura diez horas...Mañana le explicaré su cometido...Puede que tenga suerte y el privilegio de acompañar a alguna alma descarriada durante su vida,tomando apuntes y valoraciones...Ya le enseñaremos como elaboramos aquí nuestros informes...Cenamos a las ocho y tenemos una lectura obligatoria hasta el toque de queda..La encontrará apasionante...Pero no quiero entretenerle más...Espero que disfrute de su estancia...
Ernesto notó que empezaban a temblarle los labios.Se acercó a la cama y sostuvo entre las manos aquel horrible pijama blanco.
¿Acompañar almas?¿Tomar apuntes?...¿Lecturas obligadas, toque de queda?¿Desayuno a las seis?
Salió rápidamente al pasillo y llamó a la joven, que se alejaba con paso grácil por el resplandeciente pasillo.
-Oiga...Esto Lucy...
Ella se volvió y le miró con docilidad.
-¿Necesita algo, señor Quiroga?
-Sí...Me preguntaba si podría...Hablar con algún superior suyo...Me parece que ha habido un error...
-¿Un error?
-Sí...Ya sabe...-señaló el suelo y se encogió de hombros- Todavía puedo cambiar de idea...¿Verdad?






8 comentarios:

  1. Sencillamente genial! En su lugar no sé qué escogería....

    Un abrazote!

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  2. Waw. Me ha encantado... Otro estilo diferente... Desde que mini-R@ está contigo, cada día me sorprendes más...

    Tan solo he visto una erratilla chiquitina:

    un minuto....De esta mismo noche >> un minuto... de esta misma noche

    Un besito!!

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  3. Jaja, Noe,lo corregiré...
    Es que esto del reposo es así, no escribo mucho para todo el tiempo que paso en casa, pero prefiero hacerlo sólo cuando tengo una alguna idea que pienso que vale la pena.
    Susana, muchas gracias guapa,por leer y dar tu opinión
    Un beso a las dos

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  4. Yo creo que tienes calidad y también cantidad ;)

    Lo importante es la idea y también cómo lo articular y tú lo haces muy bien...

    Un beso

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  5. A mí dame el infierno si está lleno de tíos buenos ...Qué contradicción, no? Sobre todo si están de pecado..Jeje

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  6. Hombre Eli,¿escribes desde el nido familiar?
    un besito

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  7. Me ha encantado, Ro.
    Tengo que retomar el historial porque te confieso que entre el trabajo y el curso no he visitado mucho tu blog últimamente.

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  8. me gusto mucho este relato, jejejej,
    a ver si puedo colgar este comentario.

    nos vemos.

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