miércoles, 21 de enero de 2009

Una historia


Le vió cruzar la calle entre la lluvia, protegiéndose con su gabardina, esquivando la marabunta de coches atascados en el cruce.
Llegaba puntual, como siempre, a su cita clandestina de los miércoles a mediodía.
-Tenemos que escondernos- había dicho él, muy bajito-Es más seguro.
-Tienes novia...-murmuró ella, con el corazón latiéndole desbocado.
-No, se trata de un compromiso mucho mayor que ese...ssssshhh, coje este papel y ábrelo sólo cuando estés completamente sola.
La nota era escueta.
A partir de ahí:un lugar, un hotelillo barato y poco aseado que siempre pagaba ella, una hora y un día.
Nunca había cambio de planes.
Las cosas eran como eran.
Se levantaba los martes ya muerta de nervios, embriagada en su secreto.Apenas dormía por la noche ,y en el trabajo habían empezado a notar que se arreglaba más de la cuenta los miércoles.Ella se justificaba con una sonrisa tonta.
Aquella mañana de enero en la que él había entrado en su empresa de mensajería, sigiloso,extrañamente atractivo,inspeccionando la pequeña recepción, y como un fugitivo,había depositado un paquete de papel marrón sobre el mostrador.
-Necesito enviar esto con urgencia.Es de capital importancia.-susurró.
Y ella había pestañeado asombrada detrás de sus gafas rosas de pasta.
-¿Crees que el envío es seguro?- inquirió enarcando una ceja.
-Sí, bueno, tenemos una póliza de extravío que...
Pero él le puso un dedo sobre los labios.
-Confío en usted.
Y se había ido con la gabardina revoloteando tras él.Iba vestido igual que en las novelas policíacas .Un hombre que vivía paralelamente a su tiempo.
Ella tuvo que ir a beber un vaso de agua.Se tocó el pecho palpitante.
Así que la tercera vez que el desconocido se presentó con otro misterioso paquete y después de entregárselo le preguntó si podría ir a recogerla esa noche, se encontró diciendo que sí con la boca abierta.
La llevó a un bar lleno de humo,casi desierto,y se sentaron tras un reservado.El pidió whisky con hielo y ella un zumo de naranja.
-Las mujeres guapas siempre han sido mi debilidad.
Y ella soltó una risita histérica porque era la primera vez que alguien usaba ese adjetivo para describirla.
-Pero hay un problema.
-¿Cúal?
-Tenemos que escondernos...(...)


Se arregló la ropa mientras esperaba a que él subiese.Aquel cuarto le recordaba a una película de cine negro.Le encantaba aquel sitio,la forma en que las luces de neón del hotel se dibujaban en el techo.
El dió los cuatro golpes de rigor en la puerta,entró velozmente y después escrutó el pasillo.Estaba empapado y medio muerto de frío.
Ella le abrazó sin importarle acabar también empapada.
-¿Que pasa?-susurró al ver que él estaba serio.
-Pues...que mi misión en esta ciudad está a punto de terminar.
-¡Oh no!-exclamó ella, y se dejó caer sobre la cama.
-Sabíamos que esto no duraría.-hablaba mirando a algún punto en el infinito-Que lo nuestro era sólo un episidio más de nuestras vidas....Y que siempre nos acecharía la certeza de que cualquier día podría ser el último.
A esas alturas, a ella ya habían empezado a rodarle las lágrimas sobre las coloreadas mejillas.Pronto todo el maquillaje se convirtió en un chorretón negruzco.
No podía creerlo,toda la vida esperando una aventura como aquélla y se acababa de golpe. Estaba enamorada. Y tenía que decírselo.
-Pero yo te quiero.

De pronto, el rostro inquebrantable de él se descompuso. Sus ojos de cobra perdieron todo su misterio y su voracidad.
-Alto,alto...dijimos que nada de connotaciones románticas.-casi escupió.
Se quitó la gabardina de golpe y la arrojó al suelo.Luego respiró hondo y aferró el pomo de la puerta con decisión.
-¡Espera!- gritó ella incorporándose de golpe.
-Que no, tía ,que esto se te ha ido de las manos, y por tu bien es mejor que lo dejemos...las normas estaban claras.

Su Humphrey Bogart privado,perdió de repente todo su encanto,su arrogancia,como si alguien hubiese desgarrado el celuloide de la película con furia ,como si aquel halo de aventura y misterio cayese al suelo igual que una piel muerta, como lo había hecho la gabardina segundos antes, dejando a la vista otra cara, otro cuerpo, otro ojos...los del chico de la tienda de cómics.
-Eh, perdon, perdona...-se disculpó ella apresurada- Sigamos por donde lo dejaste, por favor, lo siento...yo...
Se levantó a trompicones.
-Que no tía, que esto no es sano...que me quiera quitar unas pelas no significa que esto se convierta en una relación, a ver si me entiendes, que te quedes pillada lo cambia todo.
Ella no dijo nada.Bajó la vista a sus manos.
-Pues eso...lo siento...me dejas la pasta donde siempre...y...- se detuvo un segundo antes de salir.Suspiró- Hasta la vista.

Tardó un buen rato en levantar la cabeza, y cuando lo hizo,la habitación le pareció más oscura y fría que nunca.
Recogió deprisa sus cosas, aturdida y triste como no se había sentido en la vida.Con el corazón aplastado por un puño de acero.
Allí estaba la empapada gabardina.
Le hubiese gustado que se la quedara.

5 comentarios:

  1. Hola R@,

    Gracias por tu visita al blog... ¡me hace ilusión! La verdad es que las reediciones nuevas están muy bien y muy trabajadas. Hace dos años que estoy casi segura de que alguien me las va a regalar, para mi cumpleaños o para Reyes, pero parece ser que mi intuición es una porquería. Me tocará regalármelos.
    Yo tampoco tengo idea de donde están mis tebeos de Esther´. Recuerdo que no tenía muchos porque en mi barrio bajábamos al quiosco y, por un duro/unidad, podías cambiar tus tebeos viejos por otros, de segunda mano también.
    Lo que sí tenía, y desapareció, eran como 40 o 50 ejemplares de Jana "revista semanal para chicas" jajajaja... ¡Qué simplonas eran!

    Baci e abbracci

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  2. Hola
    Gracias por entrar y comentar.
    Sí, que tiempos aquellos...
    un bico

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  3. Hola!

    Te has planteado mandar guiones para cortos de cine? jaja. Oye, sin coñas, igual hay algo por ahi. Nos vemos!!

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  4. Qué bonito! Gracias por entrar a mi blog, me ha gustado mucho el tuyo, seguiré tus historias de cerca ;)
    Me apunto a seguidores, un beso!

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Han pasado y han dicho