lunes, 27 de abril de 2009

Diario de una casa encantada( Parte 1)


Hola a tod@s

Hoy empecé a darle vueltas en el trabajo a una nueva historia.

Como creo que va a salir un poco larga la dividiré en varias partes, no sé cuantas porque cómo ya expliqué en un post de hace un tiempo, yo voy sobre la marcha.

Un besito y gracias por acompañarme.
20 de marzo de 1938
Estoy triste.Sé que papá me pidió que tratase de sonreir, pero no puedo.Veo que mamá llora en el espejo retrovisor y eso todavía me apena más.
Recorremos en coche el largo camino hasta la masía de los abuelos, adonde papá ha insistido en llevarnos para escapar de los bombardeos en Barcelona.
Hasta hace poco, permanecía abandonada.La abuela murió el año pasado y papá la heredó, pero mamá odia el campo y si no fuese por la guerra, la hubiese vendido hace mucho.
Sin embargo,nos vamos a vivir allí, y papá me ha convencido para que escriba un diario por no aburrirme.Así que, aquí estoy ,intentando no torcer los renglones, aunque el coche traquetea demasiado.
Ni mamá ni yo hemos pronunciado ni una sola palabra en todo el camino.Yo siento un nudo aquí, en la garganta.
Papá conduce deprisa y cuenta las maravillas que el aire fresco obrará en nosotras, y sobre todo, en mi futuro hermanito.Mamá sólo se limpia las lágrimas. Es que estás muy sensible con el embarazo,le dice papá,y ella niega con la cabeza,y responde que la masía está demasiado aislada, que nunca volverá a ver a sus amigas del Club Social, y que no es mujer de campo.
Este viaje me da sueño.Voy a dejar de escribir un rato.
21 de marzo
Mi cuarto es grande y hace mucho frío, a pesar de que papá llenó de troncos la chimenea, e hizo un buen fuego antes de acostarme.Huele todo a rancio, y no quiero guardar mis vestidos en ese viejo armario apolillado.
Me costó mucho dormirme anoche, puede que cenara demasiado.
Y esta mañana ,papá me ha dicho que a partir de ahora no tendremos servicio, y que tengo que empezar a bañarme y vestirme sola...No es que me preocupe eso,casi lo prefiero, pues Agata me tiraba mucho del pelo al hacerme las trenzas, pero...no me gusta este sitio.A mamá tampoco.Ha insistido en retirar un retrato de la abuela del salón, insistiendo en que le daba escalofríos.
Mamá y la abuela nunca se llevaron bien.A la abuela no le gustaba como nuera.Decía que su familia no era lo bastante importante.
He calculado el tiempo que me llevaría bajar al pueblo, y creo que tardaría varias horas, la masía está en lo alto de una colina, rodeada de viñedos, ahora yermos, y sería un camino agotador.
Así que escribo mi diario y juego con mis muñecas.
22 de marzo
He tenido una pesadilla, no quiero dormir aquí sola.
Intenté hablar con papá pero dice que ya tenemos muchos problemas y que tengo que adaptarme.
En mi sueño, los árboles del jardín estiraban sus ramas, abrían las contraventanas y me arañaban las piernas.Mamá me ha despachado con un ``deja de fantasear´´, y ha seguido revolviendo su té.
A las cinco en punto, se arregla y nos sirvé un té, como solía hacer en la ciudad.
Yo siento a todas mis muñecas en la mesa, y jugamos a que estamos en el Club Social poniéndonos al día de los cotilleos.
Papá ha vuelto a colgar el inmenso retrato de la abuela sobre la chimenea del salón.Dice que no se puede molestar a los muertos.Así que sus ojos verdes, rasgados, nos miran a todas horas desde la pared.Siempre me dió miedo la abuela, sus manos huesudas, su piel fría.
No la mires, me susurra mamá, repartiendo terrones de azúcar en nuestras tacitas.
Y eso es lo que intento,pero cada vez que paso noto su mirada glacial,clavada en mi nuca,y el vello de los brazos se me eriza, como le pasa a los gatos cuando están asustados.

3 comentarios:

  1. Gracias Feli, por pasarte, leer, y sobre todo, dejar tu huella.
    Un besito

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  2. Que interesante R@¡¡ me voy corriendo a leer la segunada parte, ...¡engancha!

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Han pasado y han dicho